El incendio que, a principios de mes, calcinó el cuadro eléctrico del centro de salud de la calle Cuba volvió a desatar los temores de sus profesionales con respecto a la seguridad de las instalaciones. El ambulatorio, de dos plantas, carece de puertas de emergencia. El tablero de distribución principal, que ardió por una sobrecarga, está ubicado a pocos metros de la única salida y en el pasillo que comunica el vestíbulo con los accesos a las 24 consultas. Tampoco tiene vías de evacuación alternativas a la entrada principal el Punto de Atención Continuada (PAC) de la calle Bolivia. El sindicato CESM, en la próxima comisión de centro, reclamará que se adopten medidas para mejorar la seguridad de ambos inmuebles. El Servicio Galego de Saúde garantiza que ambos "cumplen con la legalidad exigida para su funcionamiento".

No es la primera vez que los profesionales protestan por lo que consideran "deficiencias en la seguridad" de estos centros de salud. Tras la inauguración de la última reforma del ambulatorio de la calle Cuba, a principios de 2005, la plantilla reclamó formalmente al Sergas que se habilitaran salidas de emergencia. Estaban incluidas dos en el proyecto de remodelación del centro -que costó 1,6 millones-, pero una daba al vestíbulo de la comunidad de vecinos del número 1 de la calle Brasil y otra, a su entresuelo. Los residentes de este edificio se opusieron y fue uno de los motivos que demoró la reapertura del centro sanitario. Finalmente, se tapiaron los dos vanos destinados a las puertas de socorro.

El centro de salud de la calle Bolivia solo tiene tres consultas, pero por las tardes y las noches funciona como PAC y las dependencias para el descanso y aseo de los profesionales que atienden este servicio de urgencias prolongan las instalaciones hacia el interior. El local solo cuenta con una puerta, la de acceso, y apenas tiene ventanas: los cristales fijos en el mismo hall y dos vanos pequeños, elevados y enrejados en las habitaciones del fondo. El cuadro eléctrico, al igual que en la calle Cuba, también está a la entrada. Los profesionales advierten de que, de bloquearse el vestíbulo por cualquier circunstancia, no tendrían manera de escapar. Cuando se trasladaron allí, en 1992, pusieron sus temores en conocimiento de las autoridades competentes. Cuentan que los bomberos hicieron una revisión, les recomendaron colocar una manguera en la entrada y dieron el visto bueno a las instalaciones. No lo comprenden.

Con respecto a la seguridad de ambas instalaciones, el Sergas garantiza que "cumplen con la legalidad exigida para su funcionamiento". Ni la normativa estatal ni el desarrollo reglamentario en la comunidad recogen el número de salidas de emergencia que deben tener los centros. Esta información debe estar contenida en su plan de autoprotección, una herramienta que recoge los datos de los sistemas de seguridad y protección previstos para los usuarios y trabajadores y que permite implantar un plan de emergencia.

Aunque no son vinculantes ni de obligado cumplimiento, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo elabora unas notas técnicas de prevención que, a modo de recomendaciones, abordan esta materia. En concreto, en la "Evaluación de las condiciones de evacuación en centros de trabajo", especifica que un recinto puede disponer de una única salida cuando su ocupación sea inferior a 100 personas -CESM estima que en el ambulatorio de la calle Cuba es habitual superar esta cantidad y, en el de la calle Bolivia, se supera en alguna ocasión durante las urgencias- y cuando el recorrido de evacuación hasta la salida sea inferior a 25 metros o a 50 si hay menos de 25 personas -CESM calcula que en ambos centros se superan los 25 metros de recorrido máximo de evacuación-.