Una "circusntancia especial" que las administraciones "deben cuidar" porque garantiza que el conocimiento generado en Galicia acaba en su tejido empresarial. Los directores de Gradiant y AtlantTIC, Fernando Pérez y Nuria González, quienes un día también fueron profesor novel y alumna, explican el funcionamiento de una cadena en la que no hay solapamientos y cada centro tiene muy claro su papel.

-¿Qué circunstancias se dan en Vigo para que haya surgido este ejemplo de engranaje de I+D?

-Nuria González (N.G.): Las dos entidades nacen de la gran cantidad de actividad investigadora y de transferencia en torno a la Escuela de Telecomunicaciones. Gradiant surgió primero como necesidad más apremiante dada la gran cantidad de contratos que se estaban haciendo. AtlantTIC no requería de tanta prisa ni disponía de recursos, pero cuando la Xunta creó la convocatoria de agrupaciones de excelencia en 2008 nos lanzamos.

-Fernando Pérez (F.P.): Si no se dan las circunstancias de contorno y sin el apoyo de la Administración no hubiese sido posible. Aquí tenemos un caso que hay que cuidar, un centro tecnológico fuertemente vinculado a grupos de investigación punteros de Teleco. Y este binomio no se da en ningún otro lugar de Galicia y en España muy pocas veces. Lo que estamos creando con AtlantTIC y Gradiant es un modelo que sería perfecto para todos los sectores. Pero hacen falta dos condiciones: conocimiento y necesidad. En Galicia tenemos centros de I+D muy buenos, pero sin mercado para sus resultados. Y viceversa, a veces contamos con centros tecnológicos muy imbricados en el tejido socieconómico pero no existen generadores de conocimiento que los alimenten.

-Antes de la crisis, se produjo un boom por construir centros antes incluso de definir contenidos.

-F.P.: Hacer investigación que nos lleve a ser excelentes internacionalmente y hacer transferencia son dos trabajos diferentes. A veces se piensa que creando una cosa surge la otra automáticamente. Siempre nos quejamos de que los resultados de la investigación no acaban generando riqueza aquí. ¿Por qué ocurre? Porque tampoco existe al lado un centro tecnológico que sea capaz de explotarlo. Tenemos algo único en Vigo y tenemos que aprovecharlo.

-N.G.: Las grandes universidades norteamericanas tienen al lado de su campus empresas como Samsung o Google. En Galicia no hay grandes multinacionales, por eso todavía tiene más mérito que seamos capaces de poner resultados en el mercado. Y hay casos de éxito entre Gradiant, AtlantTIC y empresas del entorno. Las funciones de cada uno son diferentes y, por tanto, también sus indicadores de calidad. Una universidad es buena si es capaz de publicar artículos en las mejores revistas, mientras que un centro tecnológico lo es por desarrollar un receptor novedoso. Esto tampoco quiere decir que un centro de I+D no pueda hacer transferencia. Cuando las tecnologías no están lo suficientemente maduras y hay una empresa que quiere arriesgar fondos sí tendría sentido.

-F.P.: La Universidad puede trabajar con empresas que tienen un departamento de I+D capaz de coger un artículo publicado, hablar con los investigadores, entender su lenguaje y trasladar esos resultados al mercado. Pero eso rara vez ocurre porque las empresas ,y cada vez más, están en el día a día. Si un investigador tiene que coger el soldador y montar un prototipo esto supone que no hace las cosas donde es mejor. Una universidad que quiere ser muy productiva en I+D y estar en los primeros puestos de los rankings debe intentar que sus investigadores estén centrados en lo suyo. Es ahí donde tiene sentido el centro tecnológico. Ni un investigador ni un grupo pueden hacerlo todo porque el recorrido es muy largo.

-¿Es consciente ya el tejido económico gallego del papel de ambos centros?

-F.P.: En el caso de Gradiant incluso podemos decir que tenemos marca. Pero quizá no hay tanta consciencia de que detrás están los grupos de AtlantTIC. Es decir, que la Universidad es la que genera el conocimiento que luego se transforma en productos. Ya tenemos acuerdos de comercialización en los que compensamos a la Universidad a través de royalties. Sería bueno que la sociedad fuese consciente de esta cadena.

-N.G.: AtlantTIC no trabaja tan de cara a la empresa. Por eso es menos conocido y entonces tampoco se valora el trabajo que hace. Y últimamente la Administración dedica muy pocos fondos a esta parte de la cadena y fomenta la inversión en proyectos de transferencia. Pero si te olvidas de la otra parte llegará un momento en el que no habrá nada que transferir.

-¿Cómo capean los recortes del Gobierno y la crisis en la industria?

-N.G.: Tenemos menos personal contratado de investigación, hay huecos libres en los laboratorios, pero aún así somos privilegiados porque la reducción no ha sido dramática. Hemos sido capaces, con más esfuerzo, de seguir captando fondos. La alternativa es ir a programas internacionales. Pero sí notamos una reducción de los contratos con empresas, aunque, por otra parte, desde la creación de Gradiant se han incrementando los fondos que captamos a través de ellos.

-F.P.: Desde Gradiant hay una parte de subcontratación a la Universidad muy importante, sobre 600.000-700.000 euros al año. El que no note la crisis es que no está en el mundo, pero en Galicia nos estamos beneficiando de los fondos Feder que deben destinarse a desarrollo tecnológico. Han aparecido instrumentos más imaginativos que han permitido a las empresas acudir a esos programas y esto hace que todavía haya contratación con ellas. A partir de 2015 es previsible que Europa mantenga esta filosofía, pero odavía hay muchas incertidumbres.

-¿Se ha aprendido de los errores: café para todos, ladrillo antes que proyectos de I+D?, ¿saldrá otro sistema de la crisis?

-N.G.: Espero que sí. Algo se está aprendiendo. No sé hasta qué punto se llevará esta estrategia en futuros programas pero la Xunta ha decidido financiar a 8 centros de excelencia y no sigue sacando ayudas para cualquier centro que se quiera constituir con 2 o 3 grupos.

-F.P.: En el caso de los centros tecnológicos hemos superado el café para todos y el pensar primero en el edificio y luego ya veremos qué hacemos. Por cierto, Gradiant es de los pocos que no tiene un inmueble propio. Hubo un boom y se generaron casi tantos centros como actividades económicas. Algunos se han cerrado y la Xunta ha entendido que tiene que priorizar. Los 4 de Vigo y el ITG de A Coruña estamos reconocidos por el Ministerio de Economía y recibimos fondos a través de un contrato-programa. Dicho esto, estaría muy bien que la Xunta incrementase esta partida y también que hubiese instrumentos que respaldasen la colaboración entre centros singulares de la universidad como AtlantTIC, que están bajo el paraguas de la Consellería de Educación, y los tecnológicos, que pertenecen a Industria. Es el modelo a seguir.

-En los últimos años hemos asistido a un baile de educación y ciencia entre ministerios y consellerías, ¿cuál es la fórmula ideal?

-F.P.: La situación de Galicia es la adecuada. Es bueno reconocer que la investigación se realiza sobre todo en universidades y que éstas se incluyan en Educación. Una de las lecciones que deberíamos sacar de la crisis es que no solo debemos quejarnos de que se reducen fondos, sino reflexionar sobre lo que ocurre con el resultado de nuestra investigación y si somos capaces de generar riqueza aquí.

-N.G.: Y esta evaluación debería trasladarse a los proyectos de transferencia de las empresas. La Administración debería ponerles objetivos más ambiciosos y así caminaríamos hacia la economía del conocimiento. Muchas empresas no son conscientes de que llevar al mercado investigación puntera es más rentable que simplemente hacer cosas bajo la propiedad intelectual de otros. Se echan en falta incentivos más guiados hacia este cambio de mentalidad.

-¿Se acercaría así Galicia al sistema vasco o al catalán?

-F.P.: Los vascos llevan muchos años con un modelo en el que el impacto socioeconómico está ante todo. Siempre han pensado en cómo potenciar su industria desde las universidades y centros de I+D. Pensar solo en la industria cercana es miope, pero los investigadores tenemos que ayudar a la recuperación económica. A veces se nos acusa de ver pasar la crisis tras la barrera y algo de razón hay. Nos quejamos de los recortes pero no respondemos a la pregunta de Kennedy: "¿Qué puedes hacer tú?".

-N.G.: Desde los centros de I+D tenemos la responsabilidad de involucrar a la industria en los proyectos europeos del próximo Horizonte 2020. Las empresas gallegas han cambiado lo suficiente para ver esta oportunidad. Me puede resultar más fácil convencer a una firma holandesa o alemana, pero siempre tratamos de incluir a los nuestros. Hasta hoy era casi imposible llevar a una empresa española a un proyecto europeo pero ahora esto puede cambiar.

-El éxito vasco también se debe a que el modelo se mantiene a pesar de los diferentes gobiernos. Se habla de un pacto en educación, ¿hace falta otro en I+D?

-F.P.: No sé si es necesario llegar a un pacto, pero sí tener el suficiente sentido común para no destrozar lo que había antes.

-N.G.: Si algo funciona, hay que mantenerlo. Un ejemplo es el programa de consolidación que empezó con la anterior Xunta.

-F.P.: Lo que se ha vivido en el último año con la convocatoria de proyectos del ministerio ha sido lamentable. Es muy difícil mantener a la gente si no podemos garantizar financiación y esto genera desasosiego. Una buena parte de la gente que se ha marchado es por esta sensación de ser despreciados, por la desconsideración hacia la investigación que se esta viviendo, donde salvaría el caso de Galicia. Izpisúa se marcha por pura desmoralización. Quizá la sociedad sí valora este trabajo, pero está claro que los políticos no.

-N.G.: Y el problema ya no solo es que se vayan científicos punteros, sino que si tienes a un doctorado que es un crack no le puedes ofrecer nada estable. Es muy triste que te encuentres a un investigador de los que solo ves cada 15 o 20 años y no se pueda quedar. Tenemos casos aquí y tienen ofertas para irse a universidades y empresas punteras de EE UU. Y así se pone en juego la renovación de la universidad.

-F.P.: Y cada vez más Europa concede la financiación a los investigadores no a las instituciones. Izpisúa se lleva los suyos de España. Lo mismo pasó con Liz Marzán y su Advanced Grant cuando se marchó al País Vasco. Hay un mercado de fichajes tremendo con las grants del ERC porque llegas con un pan debajo del brazo.

-Teleco ha sido tradicionalmente una cuna de emprendedores. ¿Hay cierto abuso del concepto por parte de la Administración como alternativa a la situación laboral?

-F.P.: Es una moda. La palabra empresario ha desaparecido y el emprendimiento parece la única vía. Mi experiencia en algunos de estos concursos o iniciativas es que hay una cantidad moderada sino baja de buenas ideas. Y fomentar que los chicos de último año de carrera monten su empresa me parece terrible. Muchas veces te hace falta experiencia trabajando para otros y después si te ves como una persona con iniciativa y tienes una idea entonces es el momento de dar el salto. Nos martillean con Zuckerberg como si algo así fuese a surgir aquí. Y otro problema es que no son iniciativas de calado, requieren de poca inversión y, por tanto, cualquiera puede implementar lo mismo en dos días. Si montas una pastelería no eres emprendedor pero si vendes cupcakes por internet sí. Hay cierta inocencia y casi estamos jugando con la gente.

-N.G.: El emprendimiento es una filosofía que hay que fomentar desde que entras en la universidad e incluso desde antes. Y el porcentaje de gente capacitada es mínimo. En AtlantTIC barajamos varias ideas de spin-off que son fruto del trabajo, en algunos casos, de 20 años. Y llevará su tiempo que salgan adelante o las abortemos.