"Los soldados, jóvenes proletarios en su mayoría, llegaban al puerto enfermos, moribundos, famélicos. Algunos no sobrevivían al viaje de vuelta, en barcos que ofrecían unas condiciones pésimas; morían en el trayecto y terminaban arrojados al océano por la borda". El relato -del ilustrador vigués Evaristo Pereira- se antoja lejano; más propio de agitadas regiones del globo que de la tranquila ría olívica. Sin embargo retrata un episodio registrado a finales del siglo XIX en el que Vigo jugó un papel tan espontáneo como grandioso y humano y que, andado el tiempo, le valió a la ciudad sumar a su lema el título de "Siempre Benéfica".

Una vez finiquitada la Guerra Hispano-estadounindese -"el Desastre de 1898"-, el conflicto se saldó con dos cicatrices: la más sonada y de tintes políticos, motivada por la pérdida de las colonias insulares en Asia y América, y que sumió a España en una crisis moral y social; y las más impactante e inmediata, el reguero de víctimas que escupió la batalla. Durante meses arribaron a España soldados heridos en la contienda. Buena parte de ellos -Pereira estima que cerca de 22.000 durante al menos tres meses- desembarcaron en los muelles de Vigo. Aquí se toparon con una acogida solidaria que Pereira refleja ahora en el texto y los 130 dibujos que componen el nuevo libro del Instituto de Estudios Vigueses (IEV), Sempre Benéfica cidade de Vigo. La publicación se presentará la próxima semana.

"El pueblo de Vigo se volcó con los soldados que llegaban, la mayoría enfermos después de soportar en América unas condiciones muy duras para las que no estaban preparados. La gente los acogía incluso en sus casas", recuerda Pereira, quien asegura que la oleada solidaría registrada en la ciudad fue de carácter "popular". Papel destacado jugó también, apostilla, la Cruz Roja. La importancia de aquella hazaña radica para este profesional del diseño gráfico en la marca que dejó en la identidad olívica. "Episodios así son muy importantes en la historia de Vigo, por eso hay que recordarlos" -anota Pereira- "Se implicaron todas las capas sociales de la ciudad".

Esa proeza dejó su huella en el lema de Vigo poco después, el 26 de diciembre de 1899, cuando un Real Decreto firmado por la entonces reina regente, María Cristina de Habsburgo-Lorena, sumó al emblema de la ciudad - "Fiel, Leal y Valerosa"- el título de "Siempre Benéfica". La solicitud para que Vigo lograse esa distinción la presentó en el verano de 1898 el dentista Ricardo Morales Varona, quien entendió rápidamente el mérito que se había granjeado la urbe de forma desinteresada.

Para dar forma a Sempre Benéfica, Pereira dedicó tres años de trabajo a ilustrar y diseñar el libro. Los primeras bocetos sin embargo empezó a esbozarlos ya en 2003. Aunque el volumen suma 130 dibujos él llegó a diseñar 400, para lo que tuvo que documentarse tanto sobre los hechos que habían rodeado la acogida popular de los soldados repatriados, como la ropa, construcciones... que se podían ver en el Vigo de finales del siglo XIX. "Es una obra amena y de lectura agradable para todos los públicos", explica Pereira. Su libro no es sin embargo el primer trabajo que rememora aquella gesta. En el cementerio de Pereiró una escultura de Julio González Pola recuerda a los soldados de la Guerra Hispano-estadounidenses fallecidos en Vigo tras desembarcar.