Una de las rehabilitaciones más esperadas en el Casco Vello vigués está a punto de concluir con un resultado excelente y una grata sorpresa incluida. La restauración del caserío burgués de la familia Quirós y su singular pasadizo, cuya construcción está datada en el siglo XIX, recuperará su esplendor el próximo mes de enero, cuando la promotora ourensana Reguenga Picouto entregue la obra rematada. Los resultados ya son visibles desde el exterior, con la colocación de la carpintería de madera (Iroko) y las barandas de las balconadas, pero el secreto que todavía está oculto es el arco paralelo descubierto durante la reforma y que en unas semanas lucirá desde la Praza da Princesa.

Atrás quedan tres décadas de abandono total, la declaración de ruina a mediados de los 90 y el cierre de los centenarios comercios (un ultramarinos y una joyería) que ocuparon los bajos del edificio hasta septiembre de 2002. Después de dos años de trabajos, la nueva cara del histórico Arco de Quirós tan solo necesita los últimos retoques. "Creo que el acabado es muy bueno y las características del arco han hecho que el resultado sea muy agradecido", afirma Fernando Martínez Lamas, arquitecto encargado de diseñar el proyecto de restauración.

La promotora ha invertido un total de 442.000 euros en la actuación destinada a rescatar el arco de la ruina y reconvertir el edificio en 14 apartamentos (superficies útiles de entre 30 y 60 metros cuadrados) y dos establecimientos comerciales en los bajos, a cada lado del pasadizo. En total, se trata de 1.168 metros cuadrados construidos, con cinco apartamentos en las dos primeras plantas y cuatro en la tercera, con vistas hacia Princesa o hacia las calles Fermín Penzol y Joaquín Yáñez.

Tras el acabado de las viviendas, le toca el turno al Arco de Quirós, con los últimos retoques. La empresa llevará ahora a cabo la sustitución de los viejos cierres metálicos de los comercios (puertas y ventanas) por carpintería de madera y recuperará los puntos de luz en el suelo que se instalaron hace años y ya dejaron de funcionar. Además, falta por definir si se instala un falso techo de madera en el arco, puesto que un primer tramo es de piedra, pero el resto se derrumbó hace décadas. "Todavía está por definir, ya que en el proyecto inicial está contemplado el pladur, pero barajamos ahora la colocación de madera para lograr un mejor resultado", apunta el arquitecto.

En el caso del segundo arco localizado durante las obras en uno de los bajos, se tapará con un cristal traslúcido que permita observarlo desde la Praza da Princesa. El estado del conjunto arquitectónico era lamentable desde hace décadas y estaba apuntalado por motivos de seguridad, por lo que el Concello llegó a amenazar a los propietarios del edificio con expropiar el inmueble si no hacían una rehabilitación. Los dueños presentaron el proyecto y a finales de 2011 arrancaron las obras. Al empezar se descubrió la nueva estructura, tapiada por la Praza da Princesa pero ahora diáfana y tan solo oculta por la valla metálica del viejo comercio que será retirada en las próximas semanas.