El Camiño da Atalaya, en O Castro, está íntimamente vinculado a la figura del prelado vigués Leopoldo Eijo Garay, que fuera durante 40 años Arzobispo de Madrid-Alcalá. Allí se encuentra la que fuera su residencia, conocida como La Atalaya, en la que falleció en agosto de 1963, y está también la Iglesia de La Soledad, levantada por él.

Pero el nombre de La Atalaya viene de antiguo. En mayo de 1883 ya se anunciaba la venta de "La Gran Atalaya, una quinta de recreo y productos con sorprendentes vistas a la bahía y campiña, a diez minutos de la población, toda murada y con agua; confina por la parte Oeste con el Castillo del Castro. En la misma informarán, y D. Antonio Turco tratará de su precio".

Eijo Garay había adquirido la finca a un vigués emigrante en Cuba, apellidado Ulloa, que a su regreso de tierras americanas construyó el chalet que más tarde sería para los caseros y en la actualidad es la Casa Rectoral. Eijo construyó otro, donde fallecería y que se conserva, totalmente alterado en la actualidad, hasta el punto de que difícilmente se puede reconocer el proyecto original. Ese inmueble forma parte del sanatorio Mapfre que se levanta en la antigua propiedad.

Ese chalet fue proyectado por Manuel Gómez Román en 1927.

De esta construcción dice el arquitecto Jaime Garrido que en el alzado del proyecto aparecían elaborados una serie de elementos que después formarían parte de la larga serie que Gómez Román mantendría hasta el final de su vida profesional.

La Soledad

En 1954 solicitó el permiso canónico para la construcción del templo, que ofreció a la diócesis como futura iglesia y autorizaba a utilizar en precario el viejo chalet como residencia de uno o más sacerdotes.

Le encargó el proyecto al arquitecto Antonio de Cominges y le pidió que hiciera, en pequeño, algo similar a la parisina iglesia de La Madeleine, de Bartolomé Vignon.

Originariamente, esta iglesia se iba a levantar en un solar frente a la calle Panamá, pero posteriormente se cambió el lugar de construcción previsto por un terreno inmediato a la residencia del Obispo.

Cominges señala en la Memoria del proyecto que se ajusta a las indicaciones del Dr. Eijo Garay pero esa fuente de inspiración le serviría únicamente para adoptar un lenguaje neoclásico, ya que el proyecto definitivo no sigue los esquemas formales de ese templo.

En la ejecución, quizás por la necesidad de habilitar un amplio salón en el sótano, se habilitaron unas escaleras en la fachada principal que da a la construcción un aire romano. También fue suprimida la decoración escultórica del frontón, que se relacionaba con la advocación del templo. En ese espacio hay en la actualidad un crismón.

Las obras comenzaron en 1957 y terminaron entre 1961-62. Al erigirse como parroquia, ocho años más tarde, se le dotó de todo lo necesario para el culto.

Reforma

Bajo la dirección del actual párroco, Monseñor Alberto Cuevas, se llevó a cabo la última reforma llevada a cabo por el arquitecto Francisco Castro y que afectó al presbiterio.

El nuevo Sagrario es una arqueta, cuyo exterior es de hierro oxidado, en consonancia con el altar, el retablo y las demás piezas del presbiterio, para la que el mosaista Juan Bernardo ha elaborado uno al más puro estilo bizantino. La puerta del Sagrario está así en consonancia con otros mosaicos más modernos que posee el templo y que son obra del valenciano Vicente Rodilla.

La renovación del templo ha supuesto una reordenación de todo el presbiterio, conforme a las indicaciones litúrgicas del Concilio Vaticano II: La sede del sacerdote, el ambón de las lecturas, el nuevo altar, el lugar de la reserva del Santísimo y el baptisterio

El nuevo retablo realizado en hierro y cristal, representa el "séptimo dolor" de la Virgen. Los otros seis están recogidos en otras tantas vidrieras. En la remodelación se incluyó también la recuperación de un rosetón, que intencionadamente queda parcialmente tamizado y con los colores variables según la luz del cielo de la ría y se han mantenido las diez vidrieras, debidas a la empresa viguesa La Belga y que recogen seis de los siete dolores de la Virgen y los dos amores de Eijo Garay, el Cristo de la Victoria y la Asunción de María, patrona de Vigo.

Cripta

Eijo Garay deseaba ser enterrado en la cripta, pero finalmente sus restos mortales fueron trasladados a Madrid.

A su muerte y previo acuerdo entre las Diócesis de Tui-Vigo y Madrid-Alcalá y los herederos, pasaron a ser propiedad de la iglesia el templo y el chalet viejo y su entorno, salvo una parte que se adquirió por compra a los promotores de la urbanización y que previamente se habían hecho con toda la propiedad.

En las notas que sobre la historia del templo y el chalet de La Atalaya hizo Arturo Vázquez González, primer párroco de La Soledad, se señala que una empresa forastera pretendió comprar el edificio de la iglesia para transformarlo en sala de fiestas.

Leopoldo Eijo Garay Vigo, 1878- 1963

Fue Leopoldo Eijo Garay, nacido en Vigo en abril de 1878, Patriarca de las Indias Occidentales, arzobispo de Madrid-Alcalá, el prelado más antiguo entre los procuradores en Cortes, presidente del Instituto de España, consejero del Reino, miembro de la Real Academia de la Lengua e Hijo Predilecto de Vigo, entre otros cargos.

A los cinco años marchó a Sevilla, con su madre, y comenzó a estudiar la carrera eclesiástica en el Seminario sevillano cuando contaba nueve. A los quince, se trasladó a Roma y completó allí su formación espiritual.

El 8 de noviembre de 1914, a los 36 años, fue consagrado obispo de Tui en la Catedral de Compostela y dos años más tarde pasó a ocupar la Diócesis de Vitoria y nombrado Obispo de Madrid-Alcalá en 1922, haciendo su entrada solemne en la capital en 1923.

Falleció el 31 de agosto de 1963, hace cincuenta años, en su residencia de La Atalaya.