El movimiento okupa lleva asentado varios años en Vigo, pero no es habitual que sus integrantes sean detenidos. Por eso el colectivo se movilizó ayer en apoyo de dos compañeros arrestados el martes de madrugada, acusados de entrar a la fuerza en un inmueble abandonado del calle Fisterra, que une Venezuela con Ecuador.
Los dos "okupas" quedaron en libertad con cargos al mediodía, tras pasar dos días en los calabozos y prestar declaración ante la juez de guardia. La magistrada les imputa un presunto delito de usurpación de bienes inmuebles que ellos negaron.
"El edificio está abandonado y efectivamente allí viven varios compañeros, pero a ellos los detuvieron en la calle, no hacían nada. Estaban cinco jóvenes juntos, la Policía identificó a tres y arrestó a dos. A uno de ellos le agredieron durante la detención, pues le dieron un puñetazo en la boca", explicaba la portavoz del grupo que esperaba en el exterior de los juzgados .
Mientras, los dos imputados, negaban ante la juez ser okupas. "Aportaremos los contratos de alquiler de los pisos en los que residen y los contratos de trabajo", explicaban sus letrados tras la comparecencia. En cuanto a las 48 horas que pasaron en los calabozos, uno de los abogados defensores explicó que el joven que denunció a la Policía por agresión solicitó un habeas corpus, lo que demora 24 horas su puesta a disposición judicial. "La magistrada estudió ayer -por el miércoles- si la detención había sido ilegal, pero tras verificar lo ocurrido no encontró indicios de arbitrariedad", manifestó el letrado.
Los agentes localizaron a los dos detenidos en calles distintas y no vieron a nadie forzando la puerta del inmueble abandonado de la calle Fisterra, según los afectados: "Al parecer una vecina llamó a la Policía y denunció que veía merodeadores por la zona. La patrulla encontró la puerta de la casa abierta y tras identificar al grupo de jóvenes que había en la calle, arrestó a dos de ellos".