El 15 de julio de 1913 se inauguraba el hotel-sanatorio del doctor Lluria "en el parque histórico del castillo de Soutomaior". Se anunciaban "curas de aire, luz y reposo" y no se admitía a contagiosos.

De este cirujano, natural de Matanzas, Cuba, hijo de españoles que cursó sus estudios de Medicina en la Universidad de Barcelona, afincado después en Madrid, conferenciante y escritor de éxito se señalaba que en su libro Evolución supeorgánica, prologada por el eminente sabio Ramón y Cajal, íntimo amigo del Dr. Lluria, se revelaba como gran pensador y filósofo, "habiendo alcanzado tal éxito dicha obra, que hoy se vende traducida en todos los países".

La Litotricia

Se decía de él que su habilidad era verdaderamente admirable "y entre otras muchas operaciones que ejecuta maravillosamente, hay una que le hizo célebre y en la cual nadie le ha superado: es ésta la moderna Litotricia que consiste en triturar y desmenuzar los cálculos dentro de la vejiga con un aparato especial que se introduce en dicho órgano a manera de sonda, y extraer después los fragmentos de la piedra, todo lo que se ejecuta por las vías naturales".

Las dificultades de esta operación eran evidentes: el dolor, la hemorragia, el pellizcamiento de la vejiga, la fiebre urinaria, han sido y continúan siendo para especialistas y cirujanos, serios obstáculos y contratiempos tan difíciles de vencer, que casi todos prefieren hoy practicar la cruenta operación de la talla o sea la abertura de la vejiga por vía abdominal, operación de alta cirugía que requiere para la curación del paciente que la sufre la permanencia en cama durante cuatro o cinco semanas, aparte de otros muchos peligros que entraña, pues algunos practican la Litotricia anestesiando con el cloroformo a sus enfermos, a fin de evitarle los dolores.

Pues bien, el doctor Lluria hace la referida operación con tal maestría, posee un conocimiento tan profundo de los órganos en que trabaja y la práctica tan suave y delicadamente, que en ninguno de los muchos enfermos por él operados ha empleado el cloroformo ni otra anestesia, a pesar de lo cual los pacientes no sienten dolor ni sensaciones desagradables, viéndose libres de sufrimientos en pocos minutos, sin necesidad de tener que guardar cama y dedicándose inmediatamente después de la operación a su vida ordinaria.

Se decía de él que "manejando la sonda, practicando lo que se llama catetesismo" no tenía rival; todas las dificultades, tan frecuentes, y que se presentan para hacer llegar una sonda a la vejiga; todos los grandes obstáculos con que tropieza el catéter en su difícil recorrido, y que tantas veces hacen imposible la operación para muchos prácticos, obligándoles a hacer el desagüe de la orina por medio de una intervención cruenta, los vence siempre el Dr. Lluria, con la sencillez y maestría que le son peculiares y que le han dado gran notoriedad y fama.

Como prueba de las habilidades del doctor LLuria se señalaba el grave caso de cálculos vexicales en un anciano de más de setenta años; se efectuó la operación felizmente, durante la cual el paciente hablaba de sus aventuras en América, sin que hubiese hecho la más leve demostración de dolor o molestia; minutos más tarde le vimos comiendo con gran apetito y departiendo amigablemente con sus compañeros en el comedor del Sanatorio.

La Marquesa de Ayerbe

La Marquesa de Ayerbe, sobrina y heredera del Marqués de La Vega de Armijo, que fuera propietario del castillo, y conocida como "la marquesa roja", fue la segunda esposa del doctor Lluria y por eso construyó el sanatorio en el recinto del castillo.

La marquesa fue una de las precursoras del movimiento feminista en España y autora de una de las mejores publicaciones sobre el pasado del castillo, algunos de cuyos párrafos se incluyeron en la publicidad del sanatorio para destacar la belleza del entorno.

Debido a sus actividades políticas, convirtieron a Soutomaior en un centro sospechoso de conspiraciones políticas y perdieron la propiedad en 1917.

El antiguo sanatorio es hoy la hospedería del castillo.