¿Quién mejor para descubrir los encantos de un destino turístico que alguien que lo disfruta todos los días? Si, además, comparte nacionalidad con el viajero, sus recomendaciones incluirán los atractivos del contraste cultural con su país de origen. El Plan de Competitividad Turística de Vigo se ha propuesto incentivar a los extranjeros instalados en la ciudad para que actúen de embajadores de los encantos vigueses entre sus compatriotas. Once forasteros han respondido a la llamada y desvelan sus lugares preferidos de su metrópoli de acogida.

En sus guías colgadas en la web de Vigo Like se refleja su experiencia en la metrópoli. Para muchos el flechazo fue instantáneo. Es el caso de la francesa Sylviane Liévre, de 48 años, que llegó hace 15 meses con su marido, que trabaja en Citroën. "A mi llegada a Vigo por la A-55 mi primera sorpresa fue descubrir una ciudad rodeada de montañas con una vista impresionante sobre la Ría de Vigo. El contraste mar-montaña es sobrecogedor", describe Sylviane, que se refiere a la zona como "la Bretaña española".

Para los menos, el romance se demoró un poco más y ahora están empeñados en que ningún viajero se quede con una imagen superficial. "Parece que tiene poco que ofrecer a un turista, pero no es así. Yo misma tardé bastante en descubrir los encantos de esta ciudad, pero culpo a la lluvia porque, cuando llegué, no dejaba de llover", analiza la polaca Magdalena Piatkowska, que se asentó en la urbe olívica hace tres años, tras conocerla como Erasmus. "La verdad es que Vigo Mola y os lo voy a demostrar", arranca su guía, tras lo que señala el inicio del itinerario en la Estación Marítima para ver "uno de los mejores puertos naturales del mundo".

La encargada del departamento de marketing y comunicación de Bosch en Vigo, la alemana Kirsten Müller, considera que pocas publicaciones turísticas "hablan de lo que transmite Vigo, su atmósfera, su ambiente, su gente...". A ella le cautivó "desde el primer momento, y eso que hace 11 años no era tan bonita como lo es hoy". Destaca el "juego entre bellos paisajes y arquitectura emblemática, alternando con la decadencia", así como su "aire cosmopolita". Como muchos otros, hace mención al carácter de su gente y a lo fácil que le resultó integrarse, a pesar de que, al principio, la gente puede parecer "un poco cerrada".

Tiziana Cerabino, que ya se considera italo-gallega tras vivir tres años y medio la urbe olívica, explica que cuando alguien le felicita por su integración, le contesta que "el mérito es todo de la gente de aquí, que no tiene miedo a abrirse y a compartir sus costumbres, tradiciones y estilos de vida y a acoger a extranjeros". Describe a Vigo como "una ciudad imponente, donde los rascacielos son los dueños hasta entrar en sus vísceras y descubrir un lugar con mucho encanto, rincones preciosos y naturaleza". Recomienda parques como la Guía y Castrelos que demuestran la atención por "la ecología y el medio ambiente" .

La mayoría, destaca en su itinerario miradores. "La mejor manera de apreciar Vigo es admirar sus vistas a través de su ría. Rande y las islas Cíes son un encuadre asombroso", describe el escocés, Mark Auchincloss, que tiene una web para promocionar viajes a Galicia. Tiziana ubica en el paseo del Alfonso XII, junto al olivo, "el verdadero balcón de la ciudad".

Las Cíes, el Castro y Castrelos, el Casco Vello, el puerto y su escultura en homenaje a Julio Verne, el Museo del Mar, Bouzas y su Paseo de los Peces, el paseo del río Lagares, la ría y sus playas, el Marco... Son las visitas más recomendadas por estos once extranjeros. Quizá, el que más se desmarca del itinerario habitual es el francés Stéphane Roussel, que no duda en poner en el mapa a la factoría de Citroën donde trabaja desde hace dos años, o el estadio de Balaídos donde disfruta de fútbol de Primera División. También es el único que menciona el paso de Rosalía de Castro por la ciudad. "Se observa que los vigueses aman su lengua, pero no son cerrados y hablan a los extranjeros en castellano o en inglés", alaba para luego colar un: "pero no en francés". El francés Patrick Gerassi, que escogió Vigo para jubilarse, también sugiere otra visita "original": el campus de la universidad en Lagoas-Marcosende, planificado por Enric Miralles.

Para no perderse nada, la peruana Martha Arteaga, recomienda a los viajeros recalar en la "puerta del Atlántico", al menos, una semana. "Hay tantos lugares por conocer, que no dejarse algún sitio es imposible", enfatiza la relaciones públicas de la Asociación de Peruanos en Galicia. Laura Osorio, con nacionalidad chilena y sueca, coincide con ella: "No deja de sorprenderme todo lo que Vigo puede ofrecer. Es una satisfacción constante".

A la eslovaca Renáta Rudisinová le enamoraron "los rincones bonitos escondidos por toda la ciudad" en su paso como Erasmus y regresó hace dos años para quedarse. Al igual que otros, destaca la animada vida nocturna. "Estáis en el sitio correcto para salir de marcha y divertiros a tope", asegura al turista. Su noche empieza con comida y "chupitos" en el Casco Vello; continúa con música en vivo en Churruca; se prolonga con copas en el Areal; y termina al amanecer con un chocolate con churros".

Todos coinciden en destacar la gastronomía como uno de los mayores reclamos e, incluso, detallan aquellos platos que no deben perderse por desconocimiento. El canadiense Sean O´Rourke, colaborador en revistas culinarias y de enología, es el más exhaustivo en la materia y describe su habitual ruta de "tapeo" de los viernes, de la que no se cansa a pesar de repetirla desde hace 14 años.

Por la difusión de los encantos vigueses, los once optan a tres premios por valor de 1.000 euros para ser los guías en la ciudad de una pareja que ellos elijan de su país. El jurado de esta iniciativa, cofinanciada por la Unión Europea, Turespaña, la Xunta y el Concello de Vigo, elegirán en los próximos días al mejor embajador.