El 30 de noviembre de 1987, el pleno de la Corporación decidió por unanimidad dar el nombre de Dr Toscano a una calle, atendiendo así la petición formulada por un numeroso grupo de vecinos que deseaban así honrar la memoria de quien fue eminente cirujano. Con su hombría de bien y profesionalidad se había ganado el respeto y cariño de todo Lavadores.

El Dr Toscano

Ernesto Toscano Sánchez nació en Zamora en 1921. Su padre fue José Toscano, huérfano y humilde vendedor de periódicos en Córdoba que consiguió estudiar y ganar la oposición de secretario del gobierno civil de Zamora, donde conoció a Carmen Sánchez, natural de Fuentelapeña, con quien se casó y tuvo tres hijos: José, fallecido de niño, Juana y Ernesto, que siempre estuvo muy marcado por el carácter humano, austero y luchador de su padre, al que admiró profundamente.

Quería estudiar Arquitectura, pero no pudo empezar la carrera al finalizar el bachillerato por el inicio de la guerra civil. Finalizada ésta, su familia no disponía de medios para enviarle a Madrid a la Escuela de Arquitectura, por lo que, a instancias de su padre, que tenia una gran admiración hacia la profesión médica, se matriculó en Medicina en Valladolid, ciudad donde había conseguido José un traslado.

Fue allí donde conoció a M. Del Carmen Novella, estudiante de Químicas. Para casarse con quien fue el amor de su vida, no dudó en aceptar un trabajo que le ofrecieron en Vigo, en el Sanatorio del Dr. Amoedo. Se casaron en Valladolid el 4 de enero de 1947 y el 15 llegaron a Vigo, viviendo durante un mes en el hotel Nuevo País en la calle Carral, hasta que alquiló un piso en la Gran Vía, cuando ésta era aún un descampado. Sus dos primeras hijas nacieron en ese piso.

Trabajó dos años con el Dr. Amoedo, en el Sanatorio de la calle Sagunto. Durante este tiempo, por una grave enfermedad de su padre, tuvo que desplazarse un mes y medio a Lisboa para poder suministrarle radioterapia. Hombre muy inquieto, aprovechó su estancia en Portugal para recibir un curso de anestesia, especialidad emergente. A su vuelta a Vigo, enseñó la técnica a los primeros anestesistas con los que trabajó.

Emprendedor incansable, decidió establecerse por su cuenta e inauguró su primer sanatorio en un piso en Calle Taboada Leal con unos pequeños ahorros y 10.000 ptas. que le prestó su gran amigo el Dr. Modesto García Novoa. Estuvo allí unos meses, hasta que comprendió que necesitaba más espacio porque aumentaba incesantemente el número de pacientes a los que atender.

Alquiló entonces un pequeño chalet en el Seijo y estableció su segundo Sanatorio. Poco tiempo después, la viuda del Dr. Jiménez le ofreció el chalet en la calle del Cristo donde ejercía su esposo, adquiriendo la propiedad en 1950.

Más ocupaciones

Compatibilizó su trabajo en el Sanatorio con otras actividades profesionales, pues fue Médico de Empresa en Álvarez y asistió al nacimiento de la Residencia Sanitaria Almirante Vierna, (Hospital Xeral) en la que fue Cirujano hasta la Jerarquización de la misma, continuando después como cirujano del ambulatorio hasta su prematuro fallecimiento.

El Sanatorio sufrió sucesivas ampliaciones y modificaciones y continuó su actividad bajo la dirección de dos de sus hijos médicos, hasta que el año 2001 cerró por inviabilidad económica.

Tuvo once hijos, dos de los cuales fallecieron sin que, afortunadamente, les sobreviviera.

Ernesto Toscano ha sido el iniciador de una saga de médicos, pues lo son seis de sus hijos, dos yernos y dos nueras, dos nietos y otras dos nietas estudian ya la carrera.

Optimista confeso

Y es una de sus hijas quien evoca la figura de su padre: "Llega un momento en que te das cuenta que tu padre no es el mejor nadador del mundo".

Pero eso no nos afectó entonces, ya nos había enseñado a distinguir las voces de los ecos, a estimar el valor frente al precio€ A vivir la esencia de las personas por sí mismas. Le gustaba sentarse en el lugar más discreto.

Papá supo convencernos de que no sólo el fin no justifica los medios, sino que la intención y el camino es lo que nos hace vivir con el orgullo de hacerlo y que el mejor fin es la utopía. Nos transmitía, incansable, el espíritu de Kipling al tratar de igual modo el triunfo y el fracaso.

Próximo y cálido en cuanto sorteabas su severa apariencia, te sorprendía el fino sentido del humor con el que conseguía aliviar las difíciles situaciones con las que tantas veces tuvo que lidiar.

Optimista confeso, consideraba esta característica imprescindible en un cirujano. Un poquito de esperanza era el mejor regalo que podía ofrecer a su paciente cuando la vida se lo estaba negando. También nos enseñó eso. Ojalá estemos consiguiendo hacerlo.

No le perdono que me convenciera de que todo era fácil después de haber sido muy complicado. Cuando, en su ausencia, pretendí comprobarlo, ¡volvía a ser muy difícil!. PapဠNos dejaste sin referente y tuvimos que aprender nuevamente tantas cosas€ ¡Qué fácil era contigo!"

Ante la placa que da nombre a la calle, Paco Toscano, Carmina Toscano, Maribel Toscano, Tomás Toscano, Sandra Cid, Carmen Toscano, Loli Fernandez, Gary Luaces, Merce Alonso, Irene Luaces, Alberto Toscano, Mary Novella, Julia Toscano, Lines Toscano, Cristina Toscano, Juan Toscano y Teté Toscano

Nació en Zamora el 23 septiembre de 1921. A instancias de su padre se matriculó en Medicina en Valladolid.

Brillante estudiante, finalizó la carrera en 1945, ejerciendo de Interno en Cirugía con los Dres. Cuadrado y Vara López en el Hospital Universitario de Valladolid.

En enero de 1947 se casó con M. Del Carmen Novella. Ese mismo mes se instaló en Vigo donde le habían ofrecido un trabajo en el sanatorio del Dr Amoedo. Dos años después decidió establecerse por su cuenta, primero en un piso de la calle Taboada Leal y a los pocos meses en un chalet en El Seijo. Poco después adquirió la casa de la calle Cristo donde instaló su tercer y definitivo sanatorio..

Se estima que a lo largo de sus 39 años de profesión ha operado a unos 25.000 pacientes.

Falleció el 25 de julio de 1986.