La llegada del buen tiempo vació ayer los hogares vigueses provocando escenas típicas del verano. Las playas y paseos acabaron abarrotados; el servicio marítimo a las islas Cíes colgó el cartel de completo; y las terrazas se llenaron de clientes, entre ellos, muchos de los cruceristas del Queen Victoria. Era la reacción más esperada después del crudo invierno vivido en la ciudad y cuando por fin el termómetro superaba los 20 grados de temperatura. Para hoy la previsión es muy similar gracias a la estabilidad anticiclónica que mantendrá la bonanza climatológica, según la previsión de Meteogalicia, también durante la próxima semana

La estampa que ofrecía la playa de Samil ya por la mañana avanzaba lo que ocurriría por la tarde. A primera hora los bañistas comenzaron a tomar posiciones y aunque todavía hacía fresco hubo quien fue más allá de tumbarse al sol y decidió zambullirse en las aguas. Pocas horas después, las sombrillas y los bañadores presidían por completo la panorámica que ofrecía el popular arenal vista desde el paseo, que igualmente acabó ocupado por decenas de paseantes.

"¡Estamos encantados! Los barcos fueron llenos", comentaban desde la Estación de Ría. De los dos buques que zarparon hacia Cíes por la mañana, todos completaron su aforo. Desde el Parque Nacional aseguran que el de ayer, en términos de afluencia, fue un día equiparable "a uno bueno de Semana Santa". Porque a los visitantes llegados en las líneas de transporte regular se sumaron los de las numerosas embarcaciones de recreo que arribaron a las aguas del archipiélago para desplazarse hasta tierra en pequeñas barcas o simplemente permanecer fondeados frente a Rodas hasta la puesta de sol.

Con este "veranillo" entró en la Ría de Vigo el trasatlántico inglés Queen Victoria, que realiza uno de sus habituales cruceros a Canarias y Madeira con cerca de 2.000 pasajeros y 900 tripulantes a bordo. El viaje, de dos semanas de duración y vendido a precios a partir de 2.400 euros, toca también en Lisboa, Arrecife, Las Palmas, Tenerife, Santa Cruz de La Palma y Funchal. Durante las ocho horas que estuvo atracado en la Estación Marítima, el pasaje pudo disfrutar de excursiones programadas y se hizo notar en terrazas y centros comerciales. Informa: Fco. Díaz Guerrero.