Expertos del departamento de Física Aplicada trabajan en el desarrollo de novedosos materiales biomédicos a partir de algas y descartes pesqueros dentro de un estudio europeo que aglutina a investigadores de varios países para obtener nuevas aplicaciones basadas en residuos o subproductos marinos y que también involucra al sector industrial que podría comercializarlas en el futuro. El proyecto Marmed se inscribe en el programa transnacional Espacio Atlántico y la colaboración española está integrada por la Universidad de Vigo, el Cetmar y el CSIC. El resto de socios proceden de Portugal -el coordinador de todo el plan está en Minho-, Francia, Reino Unido e Irlanda.

Los dos grupos vigueses participantes - Nuevos Materiales y Aplicaciones Industriales del Láser- acumulan años de experiencia en el aprovechamiento de residuos para obtener compuestos de uso en medicina y ultiman una innovadora patente relacionada con los descartes. Éste ya es el tercer proyecto en el que colaboran con colegas de instituciones lusas.

"Nuestra aportación en Marmed pasa por obtener biocerámicas para implantes que ayuden a regenerar zonas de tejido óseo dañadas y que también puedan ser utilizadas en un ámbito que ahora es el top en biomedicina, la ingeniería de tejidos", explica Julia Serra, doctora en Físicas y coordinadora del trabajo de la universidad.

Dentro de este campo en concreto, la comunidad científica busca materiales que interaccionen con el organismo humano: "La idea es construir andamiajes porosos o scaffolds sobre los que crecen células que pueden dar origen a un tejido vivo como la piel para ser implantado en el cuerpo humano. Ya se han obtenido órganos como la vejiga y también arterias, pero queda mucho por hacer. Es un campo apasionante", añade Serra.

Los investigadores vigueses exploran las posibilidades que ofrecen algas de arribazón en las playas gallegas como la zostera o la coralina; el Juncus maritimus, una especie de planta marina; y también descartes o subproductos de especies pesqueras como la raya que los buques facilitan al Cetmar para ser analizados.

"Es un proyecto importante para la ciudad porque daría un valor añadido a todo el entramado económico de la pesca y aportaría una solución a un tema que está siempre sobre la mesa como es el de los descartes", destaca Julia Serra.

Otro de los objetivos de Marmed es evaluar el mercado potencial de las aplicaciones para atraer a las empresas del sector biomédico. De ahí que los investigadores del campus colaboren con traumatólogos de Vigo y Santiago: "Queremos conocer sus necesidades y ver qué tipo de material necesitan. A partir de los recursos marinos y con una técnica láser que hemos desarrollado en nuestro departamento podemos lograr, por ejemplo, recubrimientos biocerámicos para prótesis de titanio que las hacen más biocompatibles".

El resto de grupos europeos utilizan otros subproductos del Atlántico como la jiba del calamar para obtener compuestos, entre otros, los alginatos o el ácido hialurónico, ambos con usos cosméticos pero también en medicina.

"Hoy en día existen muchos materiales implantables pero se siguen buscando otros nuevos o mejorar los que ya tenemos para que la respuesta biológica del organismo sea más positiva. La tendencia es ir hacia una medicina más personalizada que incluye la regeneración de órganos y tejidos a partir de células de pacientes, pero también el uso de dispositivos y fármacos específicos para ir a la diana de la enfermedad", comenta Serra.

El océano es un importantísimo aliado en este objetivo y el proyecto Marmed engloba a un equipo interdisciplinar en el que trabajan desde químicos y físicos a ingenieros de materiales y médicos para aprovechar todo su potencial. El estudio termina a final de año, pero los investigadores volverán a solicitar financiación a Europa para iniciar una segunda fase.