Los servicios de Urgencias y de Oftalmología del Hospital Povisa alertan de que en las últimas semanas un brote epidémico de conjuntivitis, por lo que llaman a la población a extremar las precauciones. "Está siendo más llamativo de lo habitual por el alto número de pacientes que nos llegan", asevera el jefe de Oftalmología, Ramón Vázquez, que alerta de que esta variante es "muy contagiosa".

Los pacientes con conjuntivitis rara vez acuden a los hospitales. Lo más habitual es que esta molesta afección esté provocada por bacterias y se solucione con antibióticos recetados por el médico de cabecera o, incluso, que "la cure el propio ojo" sin ayuda, explica Vázquez. De hecho, en su servicio hospitalario no suelen ver ningún caso de conjuntivitis. Sin embargo, ahora están recibiendo entre cinco y diez semanales, un número que considera "muy elevado". Se trata de conjuntivitis víricas, que no responden al tratamiento y presentan más síntomas que el típico enrojecimiento y lagrimeo.

"La vírica produce mucha inflamación, mucha más secreción y no son indoloras como las habituales", explica y agrega: "Son muy llamativas porque provoca un importante edema de los párpados y, a veces, incluso aparece un bulto delante de la oreja, que es un ganglio linfático inflamado y se denomina denopatía visible preauricular". Además, en un 30 o 50% de los casos, los más severos, la patología no solo afecta a la conjuntiva (la zona blanca del ojo), sino también a la córnea, causando leves pérdidas de visión. "Los menos" sufren esta alteración visual durante "meses o incluso años". "No son pérdidas grandes; siguen viendo bien, pero un poco menos que antes", aclara. De todos modos, subraya que "lo habitual es que en el plazo de dos o tres semanas mejore".

La evolución de la sintomatología también es diferente a la común. No solo no responde a los antibióticos, sino que "durante la primera semana, en vez de mejorar, empeora", describe Vázquez. "No hay un tratamiento eficaz" contra el agente que lo provoca (el adenovirus) y lo único que se puede hacer es adoptar medidas preventivas (tomar antibióticos para que no se infecte además por una bacteria) y paliativas (lubricantes oculares, lágrimas artificiales...). Todo ello aderezado con "altas dosis de paciencia". En los casos más graves, cuando hay "dolores intensos" o se ve mermada la capacidad visual del paciente, también se utilizan antiinflamatorios (corticoides en gotas).

Lo que convierte a esta conjuntivitis en epidémica es que es "muy contagiosa". "El agente que la causa puede aguantar en superficies secas durante semanas y, además, puede transmitirse antes de que aparezcan los síntomas por lo que, como la persona desconoce que la tiene, no tiene el cuidado que debería tener para no contagiar", expone el oftalmólogo. Recomienda a los pacientes extremar las medidas higiénicas, no compartir objetos y tener cuidado con las secreciones respiratorias. "Solo con el contacto de su mano en una puerta, si se ha frotado el ojo, podría dejar el virus", ejemplifica.

A aquellos que en su lugar de trabajo estén en contacto con más personas les recomienda pedir la baja médica. De hecho, el mayor brote epidémico de conjuntivitis que Ramón Vázquez recuerda en la ciudad fue en torno a 2005, cuando el naval funcionaba a pleno rendimiento. "Se contagiaron casi todos los trabajadores de un astillero", destaca.

"Son patologías incómodas, muy llamativas y molestas, pero, salvo en algunas circunstancias, suelen curar bien" tranquiliza.