El año 1978 apura sus últimos días y Luís Salviá contempla desde su despacho el atardecer sobre la Ría ante de volver a concentrar su atención en un mapa de California y el Pacífico, cuyas aguas surcará pocos meses después a bordo del pesquero vigués Vimianzo para estudiar la viabilidad de la pesquería de calamar opalino. Una campaña científica que se entremezcla con el "doble juego" de los inspectores norteamericanos que navegan a bordo, una mafia de estupefacientes y algún que otro conflicto diplomático entre España y EE UU.

El reconocido biólogo del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC Ángel Guerra ha revisado sus diarios personales, los que escribió durante la auténtica expedición, para dar vida a Salviá, su álter ego literario, y tejer una novela muy cercana a sus experiencias que combina a lo largo de sus 188 páginas la divulgación y la intriga.

"Siempre he llevado un diario en todas las campañas y me decidí ahora que tengo menos responsabilidades administrativas a sacar todo esto del armario de los recuerdos. Es una manera de divulgar la ciencia muy adecuada. Lo que pretendo es ilustrar divirtiendo, que el lector aprenda cosas de biología además de pasarlo yo bien", admite Guerra.

Editada por Bubok Publishing, "El anzuelo. Una expedición en aguas de California" está disponible en internet y ya ha alcanzado las 200 descargas.

Con varias publicaciones en el campo de la divulgación, sin contar los más de 200 artículos científicos en revistas de alto impacto, Guerra se ha inspirado en esta ocasión en la novela "Por el mar de Cortés", en la que John Steinbeck, nobel de Literatura y autor de obras tan conocidas como "Al este del Edén" o "Las uvas de la ira", relata la aventura vivida a bordo de un sardinero junto a su amigo y "bohemio" biólogo marino Ed Ricketts.

Dado que Guerra, una autoridad internacional en cefalópodos, ha participado en numerosas campañas oceanográficas en el Atlántico, el Pacífico y el Mediterráneo, "El anzuelo" podría ser la primera novela de una serie literaria.

En esta primera aventura, a Salviá, que desayuna a diario café y churros en el bar Las Anclas, le acompaña Jorge Ares, un joven investigador de Baiona que está haciendo su tesis en el Centro de Oceanografía y Pescas de Vigo. "Aunque soy de Madrid estudié en Barcelona y el nombre catalán del protagonista es un homenaje. En la campaña de California estuve con un biólogo gallego, pero el perfil de Ares no se ajusta tanto a la realidad", revela.

La travesía por el Pacífico fue "la primera expedición larga" de Guerra, que recorrió durante dos meses la distancia desde San Diego a Eureka a bordo de un buque de la Cooperativa de Armadores de Vigo como el de la novela para estudiar si era posible explotar la pesquería del calamar opalino. (Loligo opalescens) Una aspiración fallida porque el recurso "estaba muy cerca de tierra y a una profundidad de unos 60 metros, además de que solo se concentraba en unas épocas del año concretas".

La novela da a conocer las relaciones que mantienen investigadores y marineros durante estas campañas así como la biodiversidad de las aguas californianas, habitadas por especies como el salmón o el halibut. Guerra recrea las capturas reales de un calamar de unos 60 kilos y de dos tiburones peregrinos, con un peso de 3 toneladas cada uno, que interrumpieron en plena cópula en el fondo marino.

El título de la obra hace referencia al señuelo que los dos representantes de la Administración norteamericana ofrecieron a los científicos y pescadores gallegos: "Nos contaron que les interesaba saber si se podría explotar la pesquería del calamar, pero querían sacar otros beneficios. No quiero desvelar la trama pero hubo intereses económicos y la intención de desmantelar una mafia de estupefacientes. Además también intervino el Ministerio de Asuntos Exteriores porque hubo un incumplimiento de los requisitos de pesca". Ciencia y suspense en estado puro.