A estas alturas apenas nadie duda que la Sanidad Pública en Galicia y en las diversas Comunidades Autónomas, está siendo sometida a unos recortes y restricciones que con el pretexto de la crisis, ponen dificultades y barreras a la igualdad y a la gratuidad en el momento de su uso y de alguna manera comprometen seriamente su futuro.

Ya casi nadie cree que quienes venían anunciando su progresiva privatización sean unos catastrofistas o personas con oscuros intereses políticos, interesadas en oponerse a lo que constantemente se ha vendido a la opinión pública como mejoras indispensables para garantizar su futuro.

En estos tiempos en que cada día se despierta uno ante una nueva revelación de falsedad, nuestra Sanidad Pública es uno de los pocos motivos por los que este país puede mostrarse orgulloso, pero camina paradójicamente empujada por quienes los ciudadanos han elegido para mantenerla y cuidarla, hacia su desaparición.

Avanzamos entre mentiras hacia un modelo norteamericano carísimo y excluyente que deja a 44 millones de ciudadanos sin atención sanitaria alguna, mientras el presidente Obama pretende convencer a su país que dé pasos hacia una Sanidad Pública como la que aquí nos quieren desintegrar.

Los profesionales de la medicina somos conscientes que nuestra profesión se asienta sobre un sistema sanitario abierto a todos los pacientes haciendo irrelevante su nivel económico y primando solo los aspectos objetivos que su salud nos demanda.

En la Sanidad Pública nos hemos hecho especialistas, en la Sanidad Pública utilizamos nuestro saber y somos reconocidos por nuestros pacientes. En la Sanidad Pública somos en una palabra, profesionales realizados e independientes, alejándonos de las especulaciones de las grandes multinacionales sanitarias.

Por nosotros mismos, pero sobre todo por nuestros pacientes a los que la privatización arrojará a un lado u a otro de una barrera infranqueable, tenemos que hablar ahora fuera de nuestras consultas, para impedir que haya en poco tiempo una sanidad deficiente para los económicamente débiles, para los mayores, para los crónicamente enfermos y otra privada de pago para una minoría favorecida.

Un ejemplo de esta nueva política privatizadora es el NHV (Nuevo Hospital de Vigo) que se ha regalado a la iniciativa privada para explotarlo con un coste varias veces mayor al de su construcción por el SERGAS y que ahora más pequeño de lo diseñado, permanece parado sin futuro, oculto por los engaños, varado en las laderas de Beade.

Vigo, su gente, sus empresas y sus profesionales, han pagado con creces en dinero y en paciencia ese gran hospital que tanto necesitamos, que tan bien hemos ayudado a diseñar. Y una vez mas las necesidades sanitarias tanto tiempo postergadas se han visto en nuestra comarca frustradas por inconfesables intereses económicos y políticos ajenos.

No podemos permitir más recortes insensatos, no podemos tolerar más jubilaciones de compañeros que no se reemplazan, no más copagos, no más privatizaciones, no más mentiras ni ocultamientos. Todo ello mientras asistimos a un aumento injustificado del personal directivo, que vive ajeno a los recortes interminables, y que hace aparecer a la Sanidad Pública como una oficina de empleo para personas ideológicamente afines a quien gobierna.

Con este nuevo sistema especulativo de gestión, nuestra salud se verá mal atendida, aumentarán las demoras, no tendremos acceso a los nuevos tratamientos médicos innovadores y los niveles de calidad sanitaria como es evidente, caerán.

Se perderá calidad de vida, se perderán años de vida útil, se multiplicará el sufrimiento, aumentará la ansiedad y ténganlo por seguro, se perderán vidas innecesarias.

Sabemos de lo que hablamos. No lo podemos permitir.

*Carmen Albo López, Jesús Araújo Nores y Luis Alba Ordas en representación de médicos del Complejo Hospitalario de Vigo