En torno a los controles de alcoholemia hay toda una leyenda urbana sobre ciertos métodos que según la creencia popular ayudan a rebajar la tasa a la hora de someterse a la prueba de alcoholemia. Correr, hacer flexiones, comer hierba o un azucarillo o colocar debajo de la lengua un grano de café son algunas de las desesperadas estrategias que algunos automovilistas intentan al pensar erróneamente que les ayudará a reducir la cifra. Y los guardias civiles de Tráfico han sido testigos de ello. "Una de las cuestiones que me han trasladado es que se encontraban con conductores que al ir a hacer la prueba de alcoholemia pretendía masticar hierba, beber tres litros de agua o hacer ejercicio", afirma el fiscal de Seguridad Vial.

Estas artimañas de nula eficacia se publicitan con el boca a boca. Y ante la amenaza del alcoholímetro hay quién cree a ciegas en estas soluciones y no duda en arrancar hierba para mascarla o ponerse a hacer ejercicio para sudar. Un anecdotario que ayer se comentó en la reunión en los juzgados vigueses.