La Universidad se alía con el sector alimentario para facilitar la producción industrial de embutidos capaces de hacer disfrutar al paladar con la misma intensidad que los elaborados tradicionalmente. La investigadora Sonia Fonseca ha analizado los efectos de varios cultivos iniciadores -microorganismos que se añaden al producto para aumentar su seguridad y calidad- con el fin de que las empresas cárnicas puedan ofrecer al consumidor chorizo gallego con unas características "homogéneas y autóctonas".

El estudio se realizó dentro del grupo ourensano de Tecnología de los Alimentos, con gran experiencia en la caracterización de otros productos tradicionales como la androlla, el lacón o el botillo. El laboratorio cuenta con un extenso catálogo o cepario de microorganismos aislados de los embutidos típicos gallegos y entre los que Fonseca seleccionó los mejores candidatos para tres tipos de cultivo iniciador.

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