Una tonelada de restos forestales produce la misma energía que 300 litros de gasóleo. En la comunidad de montes de Coruxo recogen cada año alrededor de 4.000 toneladas de esta biomasa, lo que equivale a más de un millón de litros de combustible con la ventaja de ser una fuente renovable y con baja emisión de CO2. Los comuneros no quieren dejar pasar la oportunidad de financiar las tareas de prevención de incendios con los propios restos de los desbroces, por lo que hace cuatro años instalaron un depósito al aire libre dotado de una biotrituradora para reciclar el material resultante de las podas. Ahora quieren dar "un paso más en el aprovechamiento forestal" y crear una planta de fabricación de pellets (serrín prensado) y compost. El colectivo ya ha solicitado a la Gerencia de Urbanismo del Concello licencia para esta actividad, tal y como publicó ayer el Boletín Oficial de la Provincia (BOP). La nave ocuparía 10.000 metros cuadrados, lo que duplicaría la actual superficie del depósito.

Al igual que la Mancomunidad de Montes de Vigo, en Coruxo apuestan por la utilización de esta biomasa como solución natural para la producción de agua caliente, calefacción y vapor en las instalaciones públicas. Sin embargo, la inversión necesaria para dotar a estos edificios de las calderas adecuadas todavía no ha posibilitado esta opción. Por ello, los comuneros coruxenses venden su madera triturada a diversas empresas, como el grupo papelero Ence. Su presidente, Antonio Ocampo, explica que los precios de este producto se han desplomado con el pinchazo del sector de la construcción: de 32 euros a 15 por tonelada (de 128.000 euros de ingresos anuales a 60.000). Lo reinvierten todo en labores de mantenimiento del monte, pero no es suficiente. Solo en los cuatro puestos de trabajo fijos gastan casi 7.000 euros mensuales (84.000 euros).

La opción para obtener más rentabilidad es convertirse en productores finales. Por ello, se proponen construir una planta de pellets y complementarla con la conversión de otros restos vegetales (diferentes a la madera) en compost. Ocampo explica que, según el estudio elaborado por la comunidad, "sería una fuente de ingresos bastante rentable y crearía ocho puestos de trabajo directos, además de entre 10 y 15 indirectos en labores de calderas y transporte". Además, destaca que, en la actualidad, Galicia sufre problemas de escasez en el suministro de serrín prensado ante la "falta de infraestructura".

No solo dependen de que el Concello otorgue el permiso para la actividad. El escollo que semeja más grande es la obtención de la financiación necesaria: en torno a 400.000 euros. "Buscamos sociedades interesadas en entrar en el proyecto como inversores, así como ayudas de la Administración, a través del ICO (Instituto de Crédito Oficial) o la Xunta, por ejemplo, en apoyo a las energías renovables", cuenta Ocampo. Aunque reconocen que el futuro es "incierto" esperan que la operación culmine en tres años.