Guardamos objetos y fotografías como recuerdo de parte de nuestras vidas. Con el paso del tiempo los salvamos del olvido y recordamos con cierta nostalgia como éramos. Las personas y la sociedad evolucionamos, y el progreso de las últimas décadas ha devorado la forma de vida tradicional gallega, confinándola a las vitrinas de museos como vestigios de un pasado que semeja más lejano de lo que realmente es.

El Museo Liste echa mano de un conjunto de objetos para describir simbólicamente un estilo de vida perdido a través de sus oficios, enseres, cultivos, creencias populares y la vivencia de la religión. "Los objetos son importantes porque constituyen el recurso a través del cual explicamos las formas de vida", expone Victoria Vázquez López, directora del centro. "Cuando la gente piensa en un centro etnográfico asume que va a ver aperos de labranza, pero es mucho más que eso. El Liste es un museo urbano, integrado en la ciudad, que muestra profesiones ligadas a ella y no solo al rural", añade.

Su exposición permanente, organizada en nueve salas, ofrece un viaje en el tiempo que arranca en el trabajo sobre los tejidos, en concreto el lino, como actividad económica y necesidad doméstica. Otra gran protagonista es la madera, que se exhibe en sus múltiples formas "excavadas": "tullas", pipas, embarcaciones, "zocas", yugos, instrumentos de labranza...

Un repaso por la esencia de la vida tradicional gallega no puede obviar la huella de la religión, que unida a la cultura popular ha visto nacer romerías de lo más afamadas y rituales que aún hoy en día se conservan.

La muestra se cierra con un espacio dedicado a la "medicina popular" que rinde homenaje a los "compoñedores". La sala exhibe fotografías de una veintena de los "curanderos" más populares en Galicia, acompañados de una muestra de los brebajes y hierbas medicinales usados en sus consultas.

Vuelta con energías renovadas

Tras los problemas vividos en 2012 por las acuciantes deudas y la falta de financiación, el museo reabrió sus puertas el pasado mes de noviembre. "Las publicaciones en prensa han generado interés en los vigueses", apunta la directora.

El Liste trabaja especialmente con visitas concertadas de colegios y asociaciones de diversos ámbitos, para los que también ofrece talleres en diversas materias: creación de tocados, "instrumentos humildes", iluminación en el mar...

Hasta su cierre recibía anualmente cerca de 8.000 visitas, mientras que desde su regreso ha sumado cerca de 600 entradas por mes, lo que confirma el repunte en interés por él. "Ha aumentado el número de particulares que vienen por su cuenta porque no conocían el centro, y todos coinciden en que sorprende", agrega Victoria.