La Universidad de Vigo se sitúa entre las más eficientes gracias a su férreo control de emisiones y su inversión en la mejora energética de sus instalaciones. La institución ha logrado reducir un 10% en los últimos cuatro años su huella ecológica, indicador que mide el impacto ambiental de su actividad en base a la superficie forestal necesaria para fijar sus emisiones. El rector Salustiano Mato presentó ayer los resultados del informe "Pegada ecolóxica da Universidad de Vigo 2008-2011" acompañado por el director del Área de Prevención y Calidad Ambiental, Benedicto Soto.

La huella ecológica de los tres campus de la Universidad de Vigo cayó el año pasado a 0,184 hectáreas/persona/año, frente a las 0,209 de 2008. El índice es ligeramente superior al 0,15 logrado por A Coruña y el 0,13 de Santiago de Compostela, pero está tres veces por debajo, por ejemplo, del 0,45 de la Universidad de León y se podría haber rebajado de no ser por el gran hándicap que supone, desde el punto de vista de la sostenibilidad, la ubicación del campus de Vigo. Su distancia al casco urbano, cinco veces superior al de otros centros de estudio, provoca que las emisiones ligadas a la movilidad y el transporte representen un 57% del total y sean difíciles de rebajar con acciones directas desde el equipo de gobierno.

Hasta tal punto repercuten los desplazamientos hasta As Lagoas-Marcosende en el impacto ecológico de la institución que 13.352 toneladas de CO2 de las 23.371 contabilizadas el pasado año se derivan de la movilidad, y de ellas un 85% se deben al uso de vehículos privados -11.428 tn/CO2-, que sigue siendo el medio elegido por la imensa mayoría para llegar a clase.

Dejando a un lado los gases que tienen como fuente el transporte, la otra huella cuantificable, la de carbono en función del volumen de la comunidad universitaria, sitúa a Vigo como la universidad gallega más eficiente, con una media de 0,41 toneladas de CO2/persona, frente a las 0,50 de A Coruña y las 0,83 de Santiago de Compostela. Los desplazamientos representan seis de cada diez emisiones y condicionan los resultados del análisis, por lo que el rector vigués valoró todavía más el esfuerzo y las políticas implementadas por la Oficina de Medio Ambiente. "La apuesta por las energías renovables y sistemas más eficientes son una línea de actuación prioritaria que impregna todas las decisiones y proyectos de la institución", destacó.

Los datos del informe que ayer se presentó en el Rectorado revelan una caída del 1,7% del consumo de electricidad, del 10% de gasóleo y del 22% de gas natural durante 2011 con respecto a 2010, al tiempo que aumentó el de agua y papel, tal y como se argumenta en el estudio, por la extensión de zonas verdes en el campus de Vigo y la puesta en marcha del parque medioambiental en el de Ourense. Respecto al papel, la razón más directa del aumenta es que la comunidad universitaria creció en 1.200 personas, en su mayoría alumnado. Aunque desciende la demanda de electricidad y gasóleo, en el primer caso las emisiones de 2011 -2.586 tn/CO2/año- fueron superiores al año anterior por el aumento del factor eléctrico de emisión que cambia con la evolución de proporciones de las distintas fuentes de energía al mix eléctrico y que fue revisado al alza. Este estudio evolutivo de la huella ecológica de la Universidad de Vigo a lo largo de varios años es el primero de una universidad española, ya que lo habitual es ceñirlo a un ejercicio.