Hace 90 años, FARO informaba de la firma del decreto que creaba la línea postal aérea entre Madrid y Vigo. El 16 de junio de 1922, señalaba "el itinerario que seguirán los aeroplanos y que no será el que se había anunciado. El trayecto será Madrid-Oporto-Vigo y viceversa". Y se indicaba que además de la correspondencia, "los aparatos podrán conducir viajeros".

En el decreto se ordenaba a la Dirección General de Correos "que abra un concurso para llevar a efecto dicho servicio aéreo". En octubre de ese año empezaría funcionar la primera línea postal, Sevilla- Larache y se pensó en Vigo por el tráfico marítimo con América.

Todo eran buenas expectativas pues "la tramitación que ahora seguirá este importante asunto para Vigo, es relativamente fácil. La Dirección General de Correos, redactará el pliego de condiciones para el concurso y éste quedará resuelto dentro del próximo mes de julio, por lo que la explotación del nuevo servicio podrá ser una realidad en un plazo máximo de tres meses".

FARO no consideraba necesario insistir "en la importancia que para Vigo y especialmente para el comercio local tendrá este novísimo medio de comunicación". Se justificaba incluso el cambio de ruta por Oporto, debido a los informes técnicos que consideran de mayor seguridad, por las corrientes de aire, el recorrido por el norte de Portugal.

Condiciones

Aunque el Gobierno carecía de los fondos necesarios para la línea, creyó oportuno aprobarla para que el futuro adjudicatario pudiera ir preparando equipos e infraestructuras.

La línea tendría una subvención de seis pesetas por kilómetro volado y se establecía un viaje completo de ida y vuelta al menos una vez cada tres semanas, con aviones con una capacidad de carga mínima de 500 kilos. Se obligaba a construir cuatro estaciones aéreas en Madrid, Salamanca, Oporto y Vigo con hangares y campos de refugio intermedios. Al menos seis aviones y cuatro motores más, recambios y taller de reparaciones.

Como era previsible, el servicio no llegó ni a adjudicarse, como tampoco entraría en servicio la línea particular Madrid - Vigo adjudicada a Joaquín Davila. El siguiente intento conexión aérea con Madrid sería en 1927.

Y también un tren a Baiona

"Días afortunados para Vigo", decía el periódico "pues si ayer fue la firma del decreto creando la línea postal aérea entre Madrid y Vigo hay que hablar ahora de la Real Orden otorgando a la Empresa de nuestro Tranvía urbano la concesión del ferrocarril secundario eléctrico de Vigo a La. Ramallosa, «son dos verdaderos acontecimientos cuyas consecuencias para el progreso de nuestra ciudad y do todo el Valle Miñor han de tocarse muy pronto".

La concesión se producía "justo dos años después de haberse presentado el citado proyecto. No obstante su larga tramitación, hay que hacer honor a la Jefatura de Obras publicas de la provincia y a la Diputación provincial, que despacharon el expediente simultáneamente y en un tiempo mínimo" y se hacía "para la construcción y explotación de un ferrocarril secundario eléctrico en explanación propia, con estación de origen en Vigo, carretera de Bayona, y de término en La Ramallosa. De La Ramallosa a Bayona y Gondomar la línea será considerada como tranvía".

Pese a tanta celeridad tendrían que pasar cuatro años. El 3 de Septiembre de 1926 se inauguró "el tranvía Traviesas-Florida, el ferrocarril Florida- Ramallosa y el tranvía Ramallosa-Bayona".