Las hay urbanas, como pequeños oasis en medio de la civilización, y otras más alejadas que se conservan vírgenes. Algunas son extensas, e invitan a largas caminatas, mientras que las más reducidas permiten encontrar intimidad. Pueden estar abiertas al mar o más recogidas, protegiendo a los bañistas del viento. Pero en lo que todas coinciden es en la "excelente" calidad de sus aguas; la limpieza de sus arenales; la presencia de socorristas en verano; la facilidad y seguridad de sus accesos (adaptados para personas con discapacidad) y el exhaustivo control medioambiental al que están sometidas. Son las 55 playas de la provincia que este verano lucirán bandera azul, colocando al litoral pontevedrés a la cabeza del español en la calidad de sus arenales, según los distintivos que concede la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (AEAC), con el respaldo de la Unesco y de la Organización Mundial del Turismo.

La costa de Pontevedra sumó este año cuatro nuevas enseñas con las que se pone a la altura de la alicantina, que pierde así el liderato en solitario que ostentaba en 2011. Y eso que la candidatura presentada por esta región del Levante era un poco más grande. Propusieron 63 arenales, (dos menos que el año anterior) de los que le rechazaron 8. Las Rías Baixas apostaron por 62 (dos más que el pasado verano) y quedaron descartadas 7. La provincia que más solicitudes envió fue A Coruña, con 64 (lo mismo que en anteriores ejercicios), pero solo le aceptaron 49.

Vigo, nueve de nueve

Al municipio de Vigo le han concedido todas las banderas azules que ha solicitado. En total, nueve, una más que en 2011. Apostó por recuperar el distintivo en las playas de A Punta, en Teis, y el Tombo do Gato (también conocida como La Fuente), en Alcabre. Un cambio en los parámetros de calidad de las aguas exigidos el año pasado las había dejado fuera de la candidatura. Al registrarse una mejora en los análisis, el Concello optó por volver a incluirlas en esta ocasión y acertó. Son dos de los arenales donde es más complicado encontrar un hueco para colocar la toalla en el verano vigués. Los 50 metros de largo por 8 de ancho de la playa de A Punta no lo ponen fácil en los días de más calor, donde los vecinos aprovechan incluso el muro para estirarse. A finales de 2010, fue regenerada con arena blanca procedente de las obras del parking de Areal. Mayor es la playa de Tombo do Gato (180 metros de largo por 25 de ancho) y aún así se la considera "el microSamil".

La que esta temporada estival no exhibirá bandera azul es Nosa Señora, en las Cíes. Y no porque su estado no lo merezca, sino porque al Concello no le compensa. La pleamar cubre todo el arenal, permitiendo a los veraneantes disfrutarla escasas horas al día. A pesar de ello, el distintivo obliga a la Administración local a destinar socorristas durante toda la jornada, lo que no resulta rentable. Donde sí habrá vigilancia y ondeará el azul es en la famosa playa de Rodas, que el diario británico The Guardian coronó como la mejor del mundo en 2007, y en la de Figueiras (playa nudista más conocida como la de los Alemanes). Ambas se podrían confundir con el Caribe, hasta que se introduce un pie en el agua.

El mérito de la ciudad de Vigo es haber conseguido conservar la calidad de un número tan elevado de arenales (9), a pesar de ser una zona eminentemente industrial. La joya medioambiental de la que el municipio se siente más orgulloso, por el esfuerzo invertido en su restauración, es la playa de O Vao. Un biólogo contratado por el Concello trabaja en exclusiva en este ecosistema, donde el mayor logro ha sido la recuperación de la duna, gracias a la que están reaparenciendo especies vegetales y animales. Al norte de estos 800 metros de playa, también cuenta con distinción de calidad otra zona de baño un tercio más pequeña y cercada por privilegiadas viviendas. Es la de A Fontaíña o la Sirenita. Al sur, con un tamaño similar y una nutrida oferta de restauración a su alrededor, está la de Canido.

La más vigilada de las playas viguesas es la de Fortiñón, en la parroquia de Saiáns. Por su forma de concha y su pequeño tamaño (100 metros de largo y 50 de ancho), podría parecer recogida. Sin embargo, su mar es el que ocasiona más problemas. De hecho, en sus torreta siempre se sienta el coordinador de los socorristas o los efectivos más experimentados. En su arena, conviven nudistas y gente con bañador y su vista de las Cíes es de las más bellas.

La novena playa viguesa con bandera azul es la de Argazada. Pocos conocen su nombre, porque la integran en Samil, pero es un arenal aparte (el más cercano a la Fuente), de 410 metros de largo que, al estar separado por unas formaciones rocosas, logra mantener un mayor nivel de calidad en sus aguas.

Nueva ruta marítima

Al otro lado de la ría, Cangas también ostenta un buen número de banderas azules, que son muy frecuentadas por los vigueses. Para evitar las congestiones de tráfico y el consecuente perjuicio ambiental que esto provoca, la Dirección xeral de Costas negocia con las navieras para este veranola creación de una ruta marítima con paradas en tres de ellas: Rodeira (donde se usaría el viejo muelle), Nerga y la zona de Liméns (con pantalanes flotantes). El edil de Medio Ambiente, Jesús Graña, explica que los trámites están muy avanzados.

El municipio está de enhorabuena al haber conseguido al fin el distintivo en su playa más urbana y larga (900 metros), Rodeira, tras mejorar sus bombeos y controlar los ríos. Protegidas en la bahía de Aldán se hallan la extensa playa virgen de Area Brava (800 metros) y la semiurbana de Menduíña. Abierta al mar y en el corazón de un espacio protegido dentro de la Red Natura, se encuentra el más salvaje y aislado de sus arenales: Melide. Completan el listado Nerga, Areamilla y Liméns.

El Val Miñor contribuye con otras cinco banderas azules. Patos, en Nigrán, es la de aguas más bravas, lo que le confiere unas condiciones propicias para practicar deportes náuticos como el surf. Al otro lado de la península de Monteferro, (tras A Ladeira y Panxón) se extienden los casi dos kilómetros de Praia América, con un sistema dunar en cuya conservación el Concello ha vuelto a centrar sus esfuerzos. Ya en el municipio de Baiona, la distinción ondea en la ventosa playa desde la que el pirata Drake intentó asaltar la fortaleza (Santa Marta), en la que utilizaban los frailes para bañarse a los pies de la muralla (Os Frades) y en la que se encuentra bajo el parador (A Barbeira). Frente a ella se ubicaron los puertos pesquero y deportivo, también distinguido por la AEAC.

No solo las playas pueden recibir banderas azules. Entre otras cosas, también distinguen a puertos deportivos. En la provincia lo han conseguido ocho, dos más que el año pasado: el Marina Dávila de Vigo y el de Combarro.

La enseña certifica que el control de vertidos de estas instalaciones son del máximo nivel y que poseen infraestructuras orientadas al reciclaje. Además de forzar a los gestores del puerto a trabajar para que se respeten condiciones medioambientales, también obliga a que los usuarios sean conocedores de su obligación de reciclar y respetar las reglas de la bandera azul, propiciando una educación en valores medioambientales. Además, según el gerente de Marina Dávila, Joaquín Fernández, el distintivo da prestigio "a los ojos de los europeos".

Ponerse a este nivel no es barato. Marina Dávila ha realizado una inversión de 240.000 euros en infraestructuras para evitar vertidos y gasta anualmente otros 40.000 en materia de reciclaje.