Antonio Nieto Figueroa, Leri, nació en lo que él denominaba "la cuna de Vigo": O Berbés. Ya de niño se quedó huérfano de padre y fue su madre quien, con lo poco que sacaba de las patatas que vendía en el bajo de su casa de la calle Anguila, logró sacar adelante a Leri y a su hermano Manolo. Así no es de extrañar que con poco más de 11 años comenzara ya a trabajar.

Pocos fueron los años de escuela, aunque siempre recordaba con agradecimiento a su profesor, Don Roberto Mediero "quien, con su tesón, logró, por ejemplo, que pudiera presumir de no cometer faltas de ortografía. Pero su mejor escuela fue, sin duda, la vida, y a menudo recordaba que hay quienes entran en la Universidad pero la Universidad no entra en ellos".

Evoca su hija Mar que de aquellos años escolares, "recordaba con ternura los días en que don Roberto lo dejaba castigado sin ir a comer a casa. Aquellos días eran un festín para él, pues tenía un compañero cuyos padres eran propietarios de un restaurante de la zona y que se encargaba de llevarle las mejores viandas del día. Eso sí, la tarea no resultaba sencilla, pues ese suculento menú era subido desde la calle a través de ingeniosos medios hasta la ventana en que él lo recogía".

Y como los momentos de carestía agudizan el ingenio, supo hacer negocios infantiles. "Jugaba a las canicas y, cuando había ganado un buen montón de ellas, las vendía. Una buena enseñanza la llevó el día en que un vecino pudiente le quiso comprar una. Mi padre le puso un precio que él creía exagerado, esperando un regateo por parte del otro. Su sorpresa fue mayúscula cuando comprobó que no hubo tal regateo, pues lo que a él le parecía excesivo no lo era para el otro niño, que tan solo debía ir al negocio de sus padres y abrir el cajón del dinero".

Problemas con el nombre

Siempre optó por el nombre de Leri, aunque sin renunciar en absoluto al oficial de Antonio Nieto Figueroa. "Y es que le gustaba el nombre con que sus amigos, a partir de una película cuyo protagonista tenía una personalidad en algunos aspectos similar a la suya, y cuyo nombre sonaba parecido a Leri, le bautizaron. Y de este modo llegó a ser mucho más conocido como Leri que como Antonio Nieto Figueroa".

Esta cuestión del nombre le ocasionó algún problema en unas de sus primeras elecciones municipales, en las que los electores debían escribir el nombre del candidato al que votaban. Y es que fueron muchas las papeletas anuladas en las que los ciudadanos habían escrito Leri y no Antonio Nieto Figueroa.

De aquellas primeras elecciones tiene su hija el vago recuerdo de una campaña electoral feita na casa. Un magnetófono enorme, con su cinta rodando, y varios amigos haciendo las voces que luego se encargarían los megáfonos colocados encima de la furgoneta de reproducir. ""¿A quién vota, señora? A Nieto Figueroa"... "¿Un concejal de ahora? Nieto Figueroa". Aquellos eslóganes que recuerdo literalmente, hacían hincapié en el nombre oficial, a fin de que no se repitiera lo acaecido en veces anteriores, donde los votos Leri no habían sido computados".

Practicó diversos deportes: rugby, boxeo, fútbol€ Y fue también árbitro de fútbol, carrera que fue frenada por un cura, dirigente de un club local descontento con un arbitraje y que con el tiempo llegó a ser capellán del Celta.

Pero Leri será siempre recordado también como fundador de los Campeonatos de Playas, un torneo de fútbol playero que llegó a aglutinar, en algunas temporadas, a más de cuatro mil jugadores.

Acérrimo defensor de Vigo "me dejó en herencia dos frases que siempre me acompañan, y que marcaron su trayectoria. "La libertad no tiene precio" y "No te rindas, Leri".

"Pero mi padre, recuerda su hija, pudo desarrollar toda su actividad en diferentes ámbitos porque detrás y a ambos lados había una persona excepcional: mi madre. Y es justo que al hacer su biografía ella aparezca reflejada con letras de oro. Ella, que curiosamente vivía frente a la calle que hoy lleva su nombre, fue su apoyo, su bastión, su ánimo. Ella fue entrega absoluta, y por eso él pudo entregarse a los demás".

Emocionado recibió la Medalla de Oro de la ciudad, con la que se reconocía la labor de toda una vida en pro de Vigo y de los vigueses. "Y más que la medalla en sí, lo que realmente le emocionó fue el calor y cariño que en aquellos días le llegó de tantos y tantos ciudadanos, el reconocimiento de un pueblo, el reconocimiento de su Vigo y de sus vigueses".

Antonio Nieto Figueroa "Leri" nació en Vigo, en la Ribera del Berbés el 20 de diciembre de 1928. Desde joven se dedicó al mundo de los negocios relacionados con el mar y mostró una inquietud importante por la política.

Accedió por primera vez a la Corporación municipal en 1974, como concejal en representación del tercio familiar.

Con la llegada de la democracia a las corporaciones locales, en el año 1979 entró a formar parte de la primera que presidió Manoel Soto.

Fue concejal durante 29 años, entre 1974 y 1999, bajo distintas formaciones políticas como Vigueses Independientes y el PSOE, como independiente y después como militante.

Nieto Figueroa destacó por su defensa de la ciudad, llevando a cabo múltiples campañas y acciones, como el bloqueo de Peinador para evitar el traslado de unos equipos.