"Entramos llorando y finalizamos riendo". Así resume su experiencia de cuatro meses de formación en el programa "Clara" una de las 25 beneficiarias, todas ellas mujeres en proceso de integración social y laboral después de haber sufrido malos tratos (excepto una). El programa se desarrolló entre los meses de octubre de 2011 y febrero de 2012 fruto de la firma de un convenio entre el Concello de Vigo y el Instituto de la Mujer –actualmente la entidad ha paralizado la partida de 35.000 euros para este ejercicio–. Ahora que ya han concluido el curso, las participantes recibieron ayer su certificado acreditativo de manos del alcalde de Vigo, Abel Caballero, y Chus Lago, concejala de Igualdad.

Las 25 diplomadas cursaron módulos de motivación para el cambio personal y el empleo de 136 horas, iniciando posteriormente una cualificación específica en búsqueda activa de trabajo (6 personas) o en conducción de autobús (13) o estética (4). Esta segunda fase se llevó a cabo dependiendo de cada perfil y de las demandas del mercado laboral de la comarca.

Raquel, nombre ficticio de una de estas mujeres maltratadas, comenzó a estudiar estética en el programa "Clara" y a mitad de curso le surgió un empleo en el departamento de empadronamiento del Concello hasta el mes de diciembre. "Más adelante espero finalizar la formación", afirma. Ella es una de las cuatro personas de "Clara" que han encontrado un trabajo temporal en el consistorio a través de los conocidos como contratos de cooperación (cofinanciados por la Xunta). "Empezamos todas con la moral por los suelos, veníamos con mucha carga negativa, pero finalmente todas nos vamos de aquí con una mayor autoestima", resume esta mujer de 37 años.

Lo cierto es que las usuarias no se conocían entre ellas y han creado fuertes lazos de amistad después de haber compartido sus experiencia como víctimas de los malos tratos. "Muchas veces lo que realmente necesitan es una red de apoyo que se crea aquí", explica Dora Romero, tutora en el apartado de motivación. "No somos un grupo marginal, el potencial de cada una de nosotras es increíble, lo que sucede es que psicológicamente nos hundieron y necesitábamos un cambio de mentalidad", reflexiona Raquel.

Rosa, nombre también ficticio de una de ellas y de 39 años, es una de las tres mujeres que ha conseguido sacarse el carné de conductora de autobús (una decena está pendiente de presentarse a alguno de los tres exámenes necesarios). "La experiencia ha sido muy positiva, nos da una oportunidad más para encontrar trabajo, ahora espero que se me abran las puertas de Vitrasa", decía. Una de sus compañeras, de 52 años, de momento no tuvo tanta suerte, "suspendí el circuito cerrado y tendría que renovar, pero como eso cuesta alrededor de 400 euros esperaré a reunir el dinero", comenta (el programa solo les financia diez prácticas).

"No hay nada en la vida tan importante como tener un trabajo y no depender de nadie", les comentaba el alcalde. El regidor aludió a la "suerte" como uno de los factores que marcan la vida de las personas, "así que si no acompaña, la sociedad tiene que ser solidaria", reflexionaba. En total, se presentaron 60 mujeres al programa y se seleccionaron a 26 –una abandonó–. La mayoría tiene cargas familiares y recibe ayudas sociales, muchas tienen órdenes de alejamiento que las protegen de sus ex parejas.