El depósito municipal no da abasto para dar cobijo a las decenas de vehículos que sus dueños abandonan una vez que son trasladados al recinto de la avenida de Madrid. La crisis económica aprieta y los 130 euros que cuesta retirar el coche una vez que ha sido enganchado se convierte para muchos en una excusa perfecta para olvidarse de él y de los gastos que genera. De los 9.000 automóviles que retira la grúa cada año, en torno a medio millar no son reclamados por sus propietarios.

Aunque la mayoría de personas sí acude a por su coche, los 35 vehículos que de media se quedan abandonados cada mes generan un serio problema de espacio a la concesionaria (Setex Aparki). La nave de la avenida de Madrid tiene capacidad para 800 automóviles. Casi 300 plazas están actualmente ocupadas por coches intervenidos judicialmente. En torno a otras 500 se irán cubriendo a lo largo de 2012 con los turismos que llegan y que nadie reclama. Este cúmulo de coches abandonados complica el trabajo de la concesionaria para almacenar los vehículos del día. De hecho, y según fuentes municipales, de las tres plantas de la nave de la avenida de Madrid, una está dedicada íntegramente a turismos intervenidos judicialmente; otra se destina para los abandonados; y la última, en la planta baja, para la rotación de los coches y motos que entran y salen en el día.

"Entre los vehículos que no se reclaman hay de todo. Tanto coches como motos que se retiraron de la calle por estar mal aparcados, como por tener indicios de abandono. Muchos carecen de ITV, seguro o ya están muy deteriorados y por eso sus dueños ya ni los reclaman", explican fuentes municipales.

Subasta

Esta situación obliga al Concello a convocar varias subastas anuales para vaciar el depósito municipal. La primera de 2012 se realizó ayer. El Ayuntamiento adjudicó 104 vehículos para chatarra por 31.000 euros a la empresa Lojo Rodríguez. Esta subasta permitirá que el depósito municipal pase de tener 26 plazas libres, a 130.

Cuando un coche lleva un 30 días en el depósito el Concello se lo notifica a su propietario y le da dos meses para que lo retire. Si no lo hiciera, inicia el expediente para enajenarlo como chatarra.