La Policía Local intensifica el control sobre los conductores que se ponen al volante tras haber consumido drogas. Los agentes vigueses, que fueron pioneros en Galicia a la hora de practicar el "narcotest" , sorprendieron ya desde abril –cuando comenzaron a realizar las pruebas– a 32 personas que habían tomado cocaína, cannabis, benzodiacepinas, anfetaminas u opiáceos, cinco de las sustancias ilegales que se detectan mediante una muestra de saliva.

La mayoría de las infracciones fueron tramitadas por la vía administrativa (18). En este caso, los sancionados se enfrentan a una multa que oscila entre los 301 y 600 euros, la pérdida de seis puntos del carné de conducir y de entre uno a tres meses de suspensión del permiso. Las restantes (14) fueron por lo penal.

La tramitación por una u otra vía no se realiza en función de una tasa mínima de consumo, como es el caso de las alcoholemias. El detector de drogas solo confirma si el conductor ha tomado alguna de las sustancias ilegales e indentifica cuál, pero no en qué cantidad. De esta forma, son los agentes los que instruyen diligencias judiciales si observan que los efectos de las drogas sobre el piloto tienen o pueden tener influencias en la conducción.

El consumo de porros, sobre todo cannabis, es el más habitual. De las 32 personas sancionadas, 20 habían fumado. Los agentes detectaron además 14 positivos en cocaína; 7 en benzodiacepinas (medicamentos psicotrópicos); 5 en opiáceos; y otros 5 en anfetaminas.

Quince de los conductores que la Policía Local denunció por conducir bajo los efectos de sustancias estupefacientes habían consumido más de una droga. El último de estos casos lo detectaron el pasado 26 de noviembre, cuando una varón de 36 años arrojó positivo en cannabis, cocaína y opiáceos.

Según el balance policial, un tercio de los denunciados tenían entre 31 y 40 años de edad. Le siguen los de entre 21 y 30, con 9 multas; y los de entre 41 y 50, con ocho. Solo tres conductores de 51 o más años pilotaban su turismo después de haber tomado estupefacientes.

De los 36 controles que realizó la Policía Local, solo cuatro fueron negativos. Pero esta elevada tasa de acierto no es casual. El importante coste de cada "narcotest" (en torno a 100 euros) obliga a la policía a racionalizar las pruebas, aunque esto no significa que baje la guardia. Por regla general primero practica a los conductores el test de alcoholemia. Si el resultado es positivo, ya no se les somete al detector de drogas. "No tendría sentido. Primero, porque así ya le inmobilizamos el vehículo y logramos nuestro objetivo de impedir que continúen circulando poniendo en peligro su vida y la del resto. Pero además, y al no existir la doble imputación, el delito y la pena sería la misma aunque dieran también positivo en el test de drogas", explican fuentes policiales.

Pero si la prueba de alcoholemia resulta negativa y los agentes perciben que el conductor tiene síntomas de haber consumido alguna sustancia ilegal, entonces sí se le somete al "narcotest". De las 32 personas a las que la Policía Local tuvo que realizar este análisis desde abril y dieron positivo en drogas, solo una era mujer.