El himno de Riego y el de Galicia sonaron ayer frente a la controvertida Cruz de O Castro. La exigencia de retirar el monumento que muchos consideran fascista congregó a unas doscientas personas en su entorno en un acto organizado por la Asociación Viguesa Pola Memoria Histórica do 36 y la federación vecinal "Eduardo Chao". Además, quince colectivos culturales, políticos, sociales y vecinales de la ciudad se sumaron a la protesta con la esperanza de que el Concello tome la decisión de eliminar la cruz. Entre los asistentes al acto había familiares de asesinados o represaliados durante el franquismo y tampoco faltaron los tres concejales nacionalistas en la corporación municipal (Santiago Domínguez, Iolanda Veloso y Xabier Alonso).

El acto, breve y sencillo, constó de dos intervenciones que incidieron en la simbología fascista del monumento y que finalizaron con el himno de Riego y el de Galicia tocado por un grupo de gaitas. Antonio Monroy, vicepresidente de la Asociación Viguesa Pola Memoria, comunicó que un total de 43 asociaciones gallegas se habían unido a la petición, "además de otras de Barcelona, Cataluña o Valencia y de familiares de represaliados en Francia y otros países". Monroy incidió en que les "ampara la ley" en su demanda y en que les parece "muy graves" los valores reaccionarios que transmiten este tipo de monumentos. A continuación tomó la palabra Gustavo Luca, periodista y presidente de la asociación Amizade Galego-Cubana Francisco Villamil, que se refirió al "infame monumento" como "cruz gamada". "Desconfíen del valor de cruz cristiana que algunos oportunistas le quieren dar: los que levantaron esto hace 50 años explicaron con radical claridad lo que pretendían simbolizar", señaló, para añadir a continuación que se trata de "una cruz que ensalza al terrorismo, entendido como quitarle la vida a los que no piensan como ellos". Finalmente indicó que "con la ley en la mano" el Concello tiene la facultad soberana para "borrar el mausoleo de la dictadura" y su alcalde, Abel Caballero, "tiene la obligación de defender la democracia y no debe demorar más la demanda". El grupo de gaitas, con los himnos, concluyó el acto.

Entre los asistentes se encontraba Sonia Fontán, sobrina y nieta de asesinados por tropas franquistas en el barco "Bou Eva", cuando en 1936 pretendían huir a Francia con otras 7 personas. "Mi madre era una niña y no quiere participar en estos actos porque le entristece mucho", confiesa. A su lado estaba Telmo Cameselle, presidente de la Asociación Viguesa Pola Memoria, una de las personas más solicitadas al finalizar la concentración. Según Cameselle, el obispado está presionando para que no se retire la cruz "porque se agarra a su valor religioso" y critica el trato de "desprecio" que reciben por parte del alcalde. Su asociación entregó 4.046 firmas al Concello el 31 de mayo de 2010 pidiendo su demolición. "El 25 de agosto de 2010 pedimos intervenir en un pleno y no nos contestaron, acudimos al Valedor do Cidadán y nos dijo que las firmas deberían haber sido entregadas al registro del pleno, pero él mismo desconoce donde está", reprocha.