Nunca en su más de medio siglo de historia Peinador había concentrado tanta inversión. Solo entre el nuevo aparcamiento y la ampliación de la terminal suman cerca de cien millones de euros, y tanto una como otra obra se decidieron para atender la creciente demanda de la terminal viguesa.

Pero la actual crisis económica ha provocado una caída generalizada del tráfico que el aeropuerto es incapaz de superar. "De seguir así acabaremos siendo un aeródromo", manifiestan empleados del recinto, instalados en el pesimismo. Hasta temen por su puesto de trabajo, porque de continuar ese declive de la demanda "el proceso de privatización acabará afectándonos".

Entretanto, el ritmo de las obras de Peinador es frenético. Dragados da los últimos toques al nuevo aparcamiento, que ofertara 2.700 plazas. Con la actual coyuntura pocos creen que llegue algún día a colgar el cartel de completo. "Por eso llegaron a un acuerdo con el Ifevi", razonan estos empleados en relación al acuerdo que esa institución alcanzó con Aena para ocupar toda la planta cuatro para los visitantes de las ferias.

La ampliación de la terminal también acentúa la preocupación en Peinador. Aumentará en 17.000 m2 su superficie interior y por ejemplo, de dos pasarelas de acceso directo a los aviones se pasarán a cuatro. Algunas aerolínesa ya dudan que sean necesarias.