Brillante, apagada, enchoupada o mineral. Así suena una zanfona en palabras de músicos y aficionados que echan mano de curiosos adjetivos para describir sonidos o mejor aun las sensaciones que les producen. Ingenieros de la Universidad se han propuesto traducir estas percepciones a datos técnicos y objetivos y, para ello, buscan voluntarios dispuestos a describir sus experiencias auditivas con este instrumento del Medievo.

El proyecto está liderado por el grupo de ingeniería acústica Sonitum y surge de una estrecha relación de colaboración con las escuelas de Artes y Oficios (EMAO) y Música Folk y Tradicional (e-TRAD). "Anteriormente, analizamos los instrumentos de la orquesta Son de Seu para conocer su comportamiento y el año pasado trabajamos con el profesor de luthería Ramón Casal, que construye violas d´amore. Él va puliendo la madera hasta que encuentra el sonido que quiere y nosotros fuimos haciendo mediciones en cada fase del proceso. Él se guía por su experiencia, su feeling, y nosotros intentamos reflejar sobre el papel lo que busca", explica Antonio Pena, el coordinador del grupo.

El problema para profundizar en el conocimiento de la zanfona es que su proceso constructivo no incluye estas etapas de ajuste, así que los ingenieros utilizarán las opiniones de los voluntarios. El profesor de la EMAO Xaime Rivas les cedió algunos de los seis instrumentos utilizados y el músico y docente de la e-Trad Anxo Pintos interpretó la misma pieza con cada uno de ellos.

Las grabaciones se realizaron con sonido binaural, esto es, utilizando un maniquí provisto de sendos micrófonos en el lugar del oído de forma que al escucharlas con unos auriculares la sensación del oyente es casi real.

Los primeros test ya se realizaron con un pequeño grupo de alumnos de Pintos, pero los expertos realizarán una segunda tanda la próxima semana en el campus abierta a cualquier persona que toque un instrumento o que simplemente tenga buen oído.

Los voluntarios deben ponerse en contacto con el grupo, cuya sede está en la Escuela de Telecomunicaciones, y podrán conocer su laboratorio y la cámara anecoica, diseñada para absorber el sonido que se produce en su interior.

"Les pediremos en los test que nos describan sus impresiones y que digan con cuál de las seis zanfonas se quedan y por qué. No se trata de responder un número, sino explicar una sensación. Si responden que el sonido es brillante significa que es más contenido en las agudas, pero es más complicado identificar enchoupado", señala Pena.

Las pruebas se realizarán entre los días 11 y 15 y tendrán una duración máxima de media hora para evitar el cansancio de los voluntarios, que escucharán varias notas y un fragmento de una pieza musical. Sus respuestas serán anónimas.

Una vez compilados todos los datos, los expertos analizarán las características en tiempo y frecuencia de los sonidos y buscarán la correspondencia técnica de las experiencias personales.

El proyecto no se quedará aquí, sino que los ingenieros del grupo Sonitum diseñarán modelos informáticos de audición que puedan anticipar las opiniones de un oyente ante cada tipo de sonido.

Además también han realizado grabaciones binaurales con micrófonos que portaba el profesor Anxo Pintos y que utilizarán en próximos experimentos para conocer cómo es el sonido que recibe el intérprete.

Esta metodología de análisis utilizada para conocer los sonidos de la zanfona también será utilizada en el proyecto que Sonitum tiene en marcha con el obradoiro de gaitas Seivane y en el que también colabora el CTAG con el objetivo de optimizar el diseño de sus instrumentos. "La idea es la misma, aunque en este caso las personas que utilizaremos como oyentes han sido específicamente elegidas", apunta Pena.

Ambos proyectos comparten también una misma filosofía: la utilización de la tecnología y el conocimiento más puntero para perfeccionar y arrojar luz sobre el "alma" de los instrumentos tradicionales gallegos.