Una línea con más de 230.000 euros de pérdidas anuales. Éste es el argumento económico que esgrimió ayer Comboios de Portugal para justificar su decisión de suprimir el tren Vigo-Oporto. "En la coyuntura actual la empresa está obligada a una rigurosa contención presupuestaria y a la reducción de costes", aseguran. La operadora ferroviaria garantiza que trasladó este problema a Renfe quien, según un portavoz oficial de la compañía lusa, rechazó colaborar en la financiación. "Comprendieron nuestros argumentos, pero dijeron que no estaban dispuestos a soportar el coste de la totalidad del servicio realizado en territorio español", afirman.

El Ministerio de Fomento confirmó ayer a este periódico la negativa del Gobierno español a hacerse cargo, al menos, de la totalidad de la línea. "La única solución es que el Estado español cubriera el déficit pero, en este momento no solo es legalmente imposible, sino que no creemos que los ciudadanos quieran que se pague con sus impuestos una línea deficitaria que casi no tiene viajeros", aseguran fuentes oficiales del ministerio de José Blanco.

En todo caso, garantizan que Renfe seguirá prestando servicio de tren en el tramo español –el mismo que hasta ahora–. Según anunció ayer la operadora ferroviaria a través de un comunicado oficial, los trenes solo llegarán hasta O Porriño y no hasta Tui, que se quedaría así sin ningún servicio de pasajeros.

Respecto a la demanda de viajeros del tren Vigo-Oporto en el tramo español, Comboios de Portugal cifra en 15.500 personas las que lo utilizan cada año.

La falta de interés por parte de la administración portuguesa y española de buscar una solución para garantizar el mantenimiento de la línea entre Vigo y Oporto, contrasta con las exigencias de los empresarios de ambos lados de la frontera que, al igual que los alcaldes, rechazan que se elimine y piden su modernización.

"Suprimirlo me parece un solemne disparate. Más que cancelarlo, hay que dignificarlo", recrimina el presidente de la Cámara de Comercio de Vigo, José García Costas. "Es un servicio que tal y como está ahora puede no ser rentable económicamente, pero sí socialmente", razona.

En la misma dirección apunta el presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra, José Manuel Fernández Alvariño. "No se puede acabar de esta forma con la movilidad entre ambas regiones. Lo que hay que hacer es mejorar la infraestructura para que sea un tren atractivo. Da la impresión que últimamente lo que se quiere es romper la Eurorregión Galicia-Norte de Portugal. Primero los peajes, luego el AVE, y ahora esto", critica.

Marcelino Otero, presidente del Club Financiero de Vigo, comparte el planteamiento de que se debe modernizar el tren en lugar de eliminarlo. "Es una mala noticia, pero su futuro no solo debe estar en manos de las administraciones nacionales o regionales, es necesario que la Unión Europea se implique también en dar una solución a este problema", plantea.

Los responsables patronales de Viana do Castelo y del Minho, Luis Ceia y Antonio Marques, consideran la supresión del tren "un golpe" a la eurorregión y, junto a la Confederación de Empresarios de Pontevedra, anuncian que solicitaran una reunión con el ministro portugués de Economía, Álvaro Santos, para tratar este tema.

También el responsable del sector ferroviario del sindicato UGT, Carlos Díaz, criticó la supresión de la línea. "No se puede permitir. Xunta, Estado y Europa deberían buscar alternativas para mantenerla. En todo caso, Renfe debería garantizar que alguno de los 16 trenes del eje atlántico lleguen al menos hasta Valença", propone.