Lo que germinó en un encuentro del equipo de Dinamización Lingüística del IES Castelao fue regado, mimado y moldeado por unos alumnos de 4º de ESO del mismo centro con "curiosidad" y ganas de conocer el entorno en el que nacieron. O Calvario es, desde enero, objeto de investigación de un grupo de estudiantes que, coordinados por su profesor Agustín Nieto, removieron la historia de la parroquia con afán de descubrimiento. Para ello visitaron los comercios y entrevistaron a sus propietarios, grabando los testimonios con cámaras de vídeo para que perduren en el tiempo y lleguen a los jóvenes del futuro con la misma nitidez con la que ellos los escucharon de boca de sus protagonistas. Para que sus memorias no se pierdan. De hecho, la idea es que quienes les tomen el relevo en los pupitres en los años sucesivos continúen con la indagación y que el historiador y miembro del Instituto de Estudios Vigueses, Juan Miguel González Fernández, pula y redacte el material hasta darle forma de libro "dentro de tres o cuatro años".

Como asevera Antonio Giráldez, uno de los profesores que trata de encaminar a los pupilos en la búsqueda, "no hay nada mejor que conocer los cambios de O Calvario a través de quienes los han vivido". Y los protagonistas, los niños de hace medio siglo que se criaron en los negocios familiares del barrio, contaron cientos de anécdotas que sorprendieron a los jóvenes de ahora. Una papelería donde un cliente devolvía el periódico al día siguiente para canjearlo por uno nuevo, alfombras tejidas en plena calle y un tranvía discurriendo entre coches y viandantes son algunas de las curiosidades que más impactaron a los alumnos. Incluso afirman que les resulta difícil creer que el último tramo de Urzáiz no fuese siempre peatonal. "No nos lo imaginábamos de otra manera", relatan.

Para llevar a cabo esta exploración en la memoria contaron con la "inestimable" ayuda de la Asociación de Comerciantes de O Calvario y la Asociación Vecinal del barrio, por lo que han programado un acto para mañana al que están convocados todos los colaboradores del estudio. El argumento de la celebración estará articulado en dos partes: la puesta de gala de las imágenes recopiladas –la mayoría firmadas por Magar y Llanos–, montadas sobre caballetes para que los alumnos puedan explicarlas, y una conferencia del historiador Juan Miguel González que, bajo el título "Historia do Calvario", pretende servir de pauta a los investigadores para seguir con la búsqueda.

También estará presente el presidente de la Asociación de Comerciantes y Empresarios de O Calvario, Juan José Costas, como representación de los vendedores más veteranos. Estos aportaron al proyecto, además de sus testimonios, fotografías pertenecientes a sus familias y que conservaban desde tiempos en los que "nos conocíamos todos por nuestro nombre o nuestro mote", recuerda Manuel Caride, propietario de la "Relojería González", uno de los establecimientos más antiguos de la zona con 60 años de actividad. A día de hoy, según el empresario, los vecinos ya no se conocen "porque se han multiplicado", pero los dueños de los pequeños comercios "nos conocemos todos desde hace años. Nos mandamos clientes los unos a los otros para ayudarnos, nos saludamos y nos visitamos todos los días. Somos como una hermandad".

El local donde Caride vende y repara piezas y relojes de todo tipo "antes era una frutería", apunta, "cuando la gente se iba al Baile de la Cruz Blanca a ver a la orquesta y todavía existían esas tiendas en las que te vendían tanto pimentón como cemento".

Uno de esos comercios de ultramarinos supervivientes, tras cien años en activo, es "El Paraíso", que en la actualidad maneja José Luis Álvarez, hijo de la propietaria. "Antes los niños nos criábamos en el negocio de nuestros padres", explica. Para Álvarez, lo que más se echa de menos del barrio, antes de su transformación "cosmopolita", son "los tranvías, de los que se bajaba la gente del rural con leche, pescado y legumbres para vender en la plaza y por las calles a los que pasaban". En cambio, lo que más extraña la propietaria del Estanco "Vigo 50", María Luisa Lemos, son "los cines Palermo y Avenida, donde íbamos de niños". Esta comerciante cuenta que nació "en la trastienda del antiguo estanco" que regentaba su abuela y que hoy en día dirige ella.

También guardan una historia curiosa las paredes del mítico "O Xerriño", que desde que abrió sus puertas en 1952 como bar solo ha pasado por dos manos, las de su fundador y las de Ángela Álvarez y José Lama, que lo regentan actualmente. Álvarez confiesa que no han acometido ninguna reforma en el establecimiento desde que se hicieron con él el 1 de mayo de 1980 porque "tiene mucha fama tal y como está". Aunque creen que "la zona siempre ha sido muy buena para tener un negocio", ambos aseguran echar de menos "que pase el autobús por delante para que suba y baje la gente mayor que vino toda la vida".

La farmacia más céntrica de O Calvario tampoco sufrió ninguna transformación reseñable desde 1941, año en el que nació como despacho de medicamentos. Su propietario asegura que, aunque está en un "buen lugar comercial", ahora "es un lujo tener un día tranquilo" en la zona peatonal de O Calvario, y que antes de cerrar la circulación al tráfico era "una calle más bonita, con más vida y más movimiento".

Los dueños de "La Ganga", una tienda de ropa que suma ya sesenta años de actividad comercial, centran en el terreno de los negocios los mayores cambios que registró O Calvario. "Antes la mercancía estaba detrás y el comerciante de cara al público, pedían lo que querían y nosotros ofrecíamos. Ahora hay expositores, estanterías al aire para que el comprador busque y elija, por lo que se perdió un poco esa relación directa cliente-comerciante", señalan. Además, "antes el barrio estaba formado por casas de dos plantas donde todo el mundo se conocía, ahora son grandes edificios y cadenas de comercios, y es imposible que se conozca todo el mundo. Ha cambiado muchísimo, sobre todo con la peatonalización.", añaden.