La modificación del Plan Xeral que promueve el Concello en La Panificadora para instalar allí la Biblioteca Pública del Estado y otras dependencias culturales amplía la protección a todo el conjunto arquitectónico. Las nuevas fichas, incorporadas al documento remitido a la Xunta para que emita el informe de Evaluación Estratégica Ambiental (EEA), conceden protección "estructural" a los edificios más antiguos: el central de la antigua factoría, el transversal, y el paralelo con cubierta inundada. Esta calificación impide cualquier alteración en las construcciones actuales, que se rehabilitarían con idénticas características.

Serían también intocables, salvo para restaurarlos, los seis silos, únicos elementos protegidos ahora en el Plan Especial del Casco Vello (PEPRI) y el PXOM. Y se incorporaría además el inmueble con fachada a la calle Falperra, una ampliación de los años 60 con menor valor que los edificados en las décadas de los veinte y treinta, . A éste se otorgaría la catalogación "ambiental", lo que permitiría exclusivamente una reestructuración interior.

El PEPRI establece ahora una edificabilidad de 21.950 metros cuadrados destinados a residencial y comercial, con la conservación de los silos y la apertura de una plaza de uso público. El gobierno local, tras una serie de propuestas de ubicación de la biblioteca estatal que arrancó en una parcela lindante a La Panificadora, acabó por elegir la antigua factoría, propiedad de dos promotoras. Tras suspender licencias para bloquear un posible desarrollo urbanístico inmediato por parte de las inmobiliarias –ahora enfrentadas–, se iniciaron los trámites para modificar el Plan Xeral.

Localización céntrica

Urbanismo ha redactado un extenso documento para la aprobación inicial del PXOM que establece varias motivaciones para expropiar La Panificadora, tasada en 9,6 millones, y destinarla a biblioteca y agregar otros usos complementarios. "Localización estratégica" en el centro y al lado de las dependencias administrativas del Concello, abandono progresivo "con riesgo de ruina", valor patrimonial, y "extrema complejidad de la propiedad por problemas registrales" del suelo son las principales. No se obvian tampoco las "iniciativas ciudadanas" para pedir que se conserve La Panificadora, con citas a estudios históricos, el dossier del Colegio de Arquitectos en 1995 para pedir su declaración de Bien de Interés Cultural –no conseguida–, o la actividad del colectivo "Outro Vigo é Posible".

El documento examina las alternativas de futuro, dentro del plan municipal, para La Panificadora, que divide en cuatro: permitir el proyecto residencial, cambiar el uso a dotacional público y limitarse a una restauración, rehabilitarla con esos mismos fines y dejar un margen para la ampliación, y en la cuarta, además de lo anterior, añadir usos compatibles. Los técnicos eligen esta última. La parcela, de 7.000 metros cuadrados –y 12.000 construidos–, quedaría calificada como sistema general. Sus servicios esenciales serían la sede de la Biblioteca del Estado en el edificio central; Archivo Municipal Histórico de la Ciudad en los silos; dependencias culturales municipales –como escuelas de danza y teatro– en el lateral hacia la calle Santiago; talleres y archivos de datos, imagen y sonido hemeroteca, fonoteca, videoteca y cartoteca; y usos complementarios, como administración, pequeño comercio y hostelería.

La operación tendría un coste de 20,6 millones. El Ministerio de Cultura, que ha informado favorablemente a la ubicación, aportaría 7,5 para la sede. El Concello, además de pagar la expropiación, pondría 3,5 para las demás dependencias. Por otra parte, el mantenimiento requeriría 2,3 millones al año. El documento propone un convenio entre ministerio, Ayuntamiento y Xunta, por el que ésta última aportaría 1,6 millones para personal. La administración local correría con los 700.000 euros restantes. Todo el plan está sujeto al previo informe de la Xunta, y después a la aprobación de la modificación del PXOM.