Las pruebas de drogas a conductores obligan a la Policía Local a tirar de calculadora. Lejos de las decenas de controles de alcoholemia que realizan cada semana a conductores, los agentes practicaron solo seis "narcotest" desde febrero, cuando se comenzaron a hacer en Vigo. Los 120 euros de media que según fuentes policiales cuesta realizar la prueba salival que detecta hasta seis tipos de sustancias ilegales y que debe contrastarse luego con una pormenorizada analítica les ha llevado a limitar su uso y a desechar la realización de controles específicos como los de alcohol.

Los agentes locales solo utilizan el detector de drogas en caso de que un conductor con síntomas de haber ingerido algún tipo de sustancia dé negativo en la prueba de alcoholemia. Pero si el etilómetro arroja un resultado positivo, el "narcotest" ya no se le practica. "El objetivo que se persigue con cualquiera de estas pruebas es impedir que alguien que no está en condiciones para conducir y que supone un claro peligro para la circulación, no lo haga. Si ya da positivo en la prueba de alcoholemia, se le inmoviliza el vehículo. El de drogas ya no tendría sentido, ya que el delito y la pena es la misma y no existe la doble imputación", argumentan fuentes policiales.

El procedimiento no se hace a la inversa –primero "narcotest" y luego alcoholemia– por un argumento economicista. "Tomar la muestra salival, los portes de enviarla al Instituto de Toxicología de Santiago si fuera positiva y el correspondiente análisis tiene un coste de 120 euros; mientras que cada prueba de alcoholemia apenas cuesta los pocos céntimos de cada boquilla", argumentan.

Este procedimiento restrictivo provoca que casi todas las pruebas de drogas practicadas hasta ahora hayan sido positivas. Dos de ellas fueron tramitadas por la vía administrativa (de 301 a 600 euros de multa, seis puntos menos y de entre uno a tres meses de suspensión del carné de conducir); y otras dos, por la penal. En estos dos últimos casos, y dado que el "narcotest" no revela la cantidad de drogas consumidas, es el agente quien, si observa que tiene influencias en la conducción, instruye diligencias judiciales.

Los otros dos controles realizados por la Policía Local que resultaron negativos se practicaron a un varón que tenía diagnosticado trastorno bipolar de la personalidad; y a otro que estaba en tratamiento por depresión. Ambos presentaban síntomas de haber consumido alguna sustancia ilegal, por lo que los agentes los sometieron al "narcotest". En todo caso, pusieron los hechos en conocimiento de la Jefatura Provincial de Tráfico para que fueran sometidos a una prueba psicotécnica extraordinaria.