La falta de pruebas o la decisión de la presunta víctima de retractarse de su denuncia inicial. Estas son las dos causas que confluyen en uno de los principales problemas que se detecta en el Juzgado de Violencia contra la Mujer de Vigo: el elevado número de causas que acaban siendo archivadas. Las cifras son elocuentes y arrojan que a lo largo del pasado año esta sala tuvo que dictar el sobreseimiento de más de 450 asuntos, tres de ellos definitivamente y el resto de forma provisional.

"La víctima se retracta muchísimas veces; un día presenta la denuncia y al siguiente en el juzgado se acoge a su derecho a no declarar", ejemplifica contundente la fiscal especializada en violencia machista. Esta profesional no duda en hablar con estas mujeres para intentar averiguar si existen "presiones familiares" o incluso "coacciones" del supuesto agresor. "Pero se cierran en banda", afirma. Y aunque la Fiscalía puede actuar de oficio en estos procedimientos, estas situaciones complican la labor. ¿La razón? Porque la declaración de la perjudicada es en la gran mayoría de los casos la única prueba o "la fundamental" ya que los delitos de malos tratos suelen ocurrir en la intimidad del domicilio. "Y si ella no habla, difícilmente se puede seguir adelante, a no ser que haya un informe forense de lesiones claro o un testigo directo de los hechos, que entonces sí que lo hago", explica.

El único juzgado especializado en esta materia de Vigo mueve un elevado número de asuntos: el pasado año registró 1.421 y resolvió 1.348, según datos aportados por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG). Sobre los casos que se cerraron, la estadística concreta la forma en que terminaron estos procedimientos: 452 fueron sobreseídos, 120 acabaron en sentencia (90 condenatorias) y otros 71 fueron elevados para su enjuiciamiento en un órgano superior (juzgado Penal o Audiencia Provincial). Otros muchos asuntos, que no se concretan en este apartado, concluyen de otra manera: por inhibición, acumulación a otra causa o archivados por otros motivos.

¿Tantos sobreseimientos tienen solo su explicación en que la víctima retire la denuncia, no quiera declarar, ofrezca una versión exculpatoria o incluso no comparezca a la cita judicial? Tanto la fiscal como el titular de este juzgado, el magistrado Manuel Ángel Pereira Costas, señalan que otras veces, pese a haber una acusación de la mujer, no hay pruebas suficientes para sostener el caso. "En este juzgado tratamos temas muy sensibles, pero hay que probarlos, y muchas veces es la palabra de uno contra la del otro", coinciden.

Al referirse a los sobreseimientos, ambos profesionales insisten en que no se deben confundir con las denuncias falsas. "Una cosa es que no haya pruebas del delito y no se pueda seguir adelante y otra muy distinta es que tengamos la convicción de que la mujer miente", dice la fiscal. El magistrado añade que desde que el juzgado se creó –en diciembre de 2006– se incoaron miles de asuntos y solo detectaron entre diez y quince casos de posibles denuncias falsas, que se remitieron a las salas de Instrucción para que se investiguen. "Es algo residual", asegura Manuel Ángel Pereira. El último asunto de estas características es reciente ya que se produjo esta misma semana: el juzgado descubrió gracias a una cámara de grabación que captó la escena que lo que relataba la presunta víctima, que había presentado una denuncia por malos tratos, no era cierto.