Del anonimato de las repisas o álbumes de fotos caseros a las páginas de un libro único. Convencido de que "lo que no se ve ni se escribe no existe" Xosé Manuel Álvarez Estévez ha recabado cerca de 500 fotografías domésticas tomadas entre 1904 y 1999 para componer con ellas el volumen Cabral, olladas do pasado. A lo largo de sus 364 páginas este "aficionado a la Historia" –como él mismo se describe– desgrana el relato íntimo y colectivo de su parroquia, a la que ya dedicó en 2009 Memoria dunha andaina deportiva. La presentación de este nuevo álbum se celebrará mañana a las seis de la tarde en la sede de la asociación vecinal de Cabral.

El libro construye una narración sustentada en las fotografías que Álvarez recaló entre los vecinos de Cabral. En las primeras páginas el autor se remonta a los indicios medievales del barrio para trazar un breve repaso a su historia, pasando a mostrar a continuación instantáneas que ponen nombre y cara a algunos de los grandes hitos de la historia local. Están la colocación de la placa en Ramón Nieto, en 1920; las obras que en 1944 dieron inicio a la construcción de las viviendas de Santa Clara; o el homenaje que la Asociación de Vecinos de Cabral brindó en 1996 a Antonio Cameselle. En medio se mezclan rostros "de gente que ya no está pero que todo el mundo identifica en el barrio", comenta Álvarez.

Pero no todo son rostros anónimos. El álbum recoge también a personajes vitales para entender la evolución de Vigo, como Manuel Álvarez, el propietario de la fábrica de porcelanas Álvarez, quien aparece retratado en su oficina junto a varios modelos de vajillas; o el escultor Camilo Nogueira Martínez, a quien un fotógrafo anónimo inmortalizó en 1932 enfrente de la obra que dedicó a los mártires de Sobredo. Ni el alcalde Joaquín García Picher se escapó de un flash indiscreto que logró retratarlo atareado en una inauguración del barrio en 1975. Dos años después otro objetivo inmortalizaba a la ex regidora local Enma González mientras cortaba la cinta inaugural de la recién asfaltada calle Penís.

Junto a las inauguraciones y eventos sociales, que Álvarez agrupó bajo el apartado "trabajo y asociacionismo", el libro recoge imágenes de carácter social, etnográfico o deportivo. Entre estas últimas destacan las fotografías de la Unión Deportiva Santa Mariña, cuyos pasos y logros se siguen desde1948; o las escenas de caza capturadas a finales de los cincuenta en la Lagoa Mol. A ellas se suman numerosas fotografías de campeonatos locales de fútbol y balonmano o las victorias del corredor de fondo Manuel Augusto Alonso, quien se ve recibido en una de las instantáneas por una masa de seguidores tras una carrera en la Alameda de Vigo en 1963.

Al paisaje dedica Rodríguez un capítulo con imágenes que datan desde 1916, procedentes del Archivo Pacheco, a otras sacadas meses antes de entrar en el siglo XXI. Entremedias, las páginas de Cabral, olladas do pasado muestran detalles del Molino del Carrexón na Ponte, el cementerio de Cabral, O Castriño, o los terrenos comunales ocupados por Aena para levantar el aeropuerto de Peinador. Ese paisaje físico se enriquece con el día a día de personajes anónimo a quien el cariño de sus vecinos rebautizó con nuevos nombres, como Manuel Soto "Xouba", Jesús Lago "Coca", o José "Cubetas" y Manolo "Perujo", quienes a pesar de vencer el medio siglo de vida se ven retratados sobre dos caballos de feria en la fiesta del Uno de Mayo.