La presión vecinal logró hace más de una década abrir el puente de Toralla al público. Años después la demanda pasa por ir un poco más allá y conseguir que la isla sea de libre acceso para todos los ciudadanos. Olaia Fernández Davila, diputada del BNG en el Congreso, recordó ayer esa vieja exigencia popular y solicitó al Gobierno central que informe sobre el estado en que se encuentra el proyecto de apertura al tránsito de la isla aprobado en 2008 con un presupuesto de 56.637,81 euros.

La diputada nacionalista recuerda en su petición que el 30 de junio de 2008 el Gobierno aprobó el proyecto "Recuperación del DPMT y apertura del tránsito en la Isla de Toralla en el término municipal de Vigo" y que, "a pesar del tiempo transcurrido", a la altura de septiembre de 2010 el Ejecutivo todavía no había aprobado los 56.637,81 euros presupuestados para su redacción. A raíz de ese retraso Davila solicita información sobre el "estado de tramitación" del proyecto y, en el caso de que ésta todavía no haya concluida qué ocasionó la demora.

Con su petición, el BNG revive una de las polémicas más antiguas de la ciudad y pone en el ojo de mira el "carácter privado" de Toralla. "No me parece normal que no se nos permita entrar," –lamenta Victoriano Delfín– "esto no ocurre ni en las Islas Canarias así que se debería abrir la isla como se abrió el puente". De opinión similar es el ferrolano Pablo Estévez, quien desconocía la prohibición de acceder a la isla y ayer se encontró con la negativa del guarda de seguridad que custodia la entrada. "Queríamos pasear por dentro pero el encargado de la barrera nos dijo que no podíamos", explica rodeado de tres amigos de la Universidad de Vigo.

El problema de Pablo lo viven a diario los viandantes que intentan franquear la barrera de seguridad.Ante la negativa, la mayoría opta por disfrutar de las vistas desde el puente o bajar a la playa de Toralla. Ese fue el caso de Jeffrey Rúa, quien se queja de que el guardia jurado "ni me dejó entrar para usar la fuente".El reducido espacio de las dos calas separadas por el puente hacía que ayer el número de bañistas a la entrada de Toralla no superase la docena.

La última ocasión en que la isla saltó a los titulares fue el pasado mayo, cuando el nuevo deslinde de Costas afectó a uno de los 32 chalés y ocho terrenos privados que hay en la ínsula. En esa ocasión el Ministerio de Medio Ambiente adoptó la línea de dominio público a la ley de 1988 y actualizó con un par de cambios el deslinde de 1969 que regía sobre los 1.386 metros de longitud de Toralla. La medida no afectó a la torre de 20 plantas y 135 viviendas que custodia la isla.