Nacido en Vigo, pero emigrado a México, el presidente del Celta, Carlos Mouriño, no se olvidó en el Bando de la Reconquista de los miles de vigueses que, como él, tuvieron que abandonar su tierra para luchar por ella desde el exterior. "Una caminata heroica fruto del empeño y la determinación de una ciudadanía que aprendió desde hace dos siglos a mirar hacia adelante, a no rendirse, a luchar y crear", ensalzó.

Mouriño no vaciló en hilar los difíciles comienzos del club que preside, con la lucha por la libertad del pueblo vigués para librarse de la opresión francesa. "Manuel de Castro, "Hándicap", y Juan Baliño Ledo propugnaron la fusión del Vigo y el Fortuna, lucharon contra las adversidades, los individualismos y buscaron lo mejor para la ciudad, un gran club que nos representa en Galicia, España y Europa", dijo.

Resaltó y comparó también la valentía de dos de los iconos de la Reconquista y del celtismo. "Cachamuíña antepuso la libertad a su vida […]. Joaquín Fernández Santomé "Quinocho", perdió la suya porque su corazón celeste le llevó a defender su club hasta las últimas consecuencias, más allá de lo exigible", subrayó en recuerdo del gerente celeste asesinado en las oficinas del Celta en 1988.

Fidelidad, lealtad y valor. Mouriño se aferró a las tres cualidades del lema de la ciudad. "Impidieron que las adversidades, los contratiempos, doblegasen a esta ciudad, en apariencia dispersa, inconexa, pero que cuando resulta herida muestra en todo su esplendor la fuerza de unidad. Los vigueses unen sus manos cuando la ciudad los requiere y, juntos, sin fisuras ni egoísmos, avanzan".

Carlos Mouriño resaltó la generosidad de la urbe: "Vigo es una ciudad de acogida, que se enrosca en el corazón de sus visitantes con una fuerza inusitada", enfatizó ante una explosión de aplausos que le obligaron a interrumpir la lectura del bando.

Y tras el recuerdo a un pasado heroico, puso la mirada en el futuro. "El mejor tributo que le podemos rendir a aquellas personas que lucharon por la libertad es avanzar sin descanso para crear una ciudad más viva, próspera y humana. Vigo crece tan rápido que apenas da tiempo a moldearla, pero eso es lo que la hace distinta, única. Cambia su maquillaje cada día, pero mantiene su mirada amable, optimista y siempre directa", concluyó.