La posible piedra cósmica apareció de sorpresa ante los conductores que a las doce de la noche del martes circulaban por el corredor, tal y como asegura un testigo, que vio cómo la bola de fuego desaparecía tras un montículo en la zona de Meira, en dirección al mar. Fueron centésimas de segundo. El personal que estaba de guardia en el aeropuerto de Vigo anotó la aparición en el registro de esa jornada: estrella fugaz con trayectoria vertical, desde el monte Xaxán hasta las islas Cíes, con un tiempo de 4,5 segundos, de caída lenta, no chispeaba, ni dejaba apenas rastro.

El Observatorio de la Universidad de Santiago de Compostela registró en torno a esa hora el paso de dos bólidos o piedras cósmicas en la atmósfera, pero con trayectoria hacia el norte de Galicia. Quizás porque su trayectoria fuera más baja, el equipo del Observatorio compostelano, no registró la de esta zona sur, asegura su director José Ángel Docobo, estudioso de este tipo de meteoroides.

El experto asegura que los bólidos no son frecuentes, aunque estos días sí están habiendo muchos relacionados con la lluvia de las Gemínidas: "De hecho, hay un número inusual. El lunes fue espectacular, se llegó hasta el cénit con magnitudes -8 y -5 incluso el del lunes era de magnitud -10. Los bólidos tienen que tener una luminosidad semejante al brillo de Venus, lo que técnicamente decimos en astronomía de magnitud -4".

La lluvia de Gemínidas se produce siempre en diciembre y el nombre está vinculado a su posible procedencia en la constelación de Géminis. Para estos días se había anunciado la posibilidad de ver hasta 120 estrellas fugaces por hora en cualquier parte de la Tierra. El origen de las Gemínidas no está en la cola de un cometa, como otras estrellas fugaces, sino en un extraño asteroide rocoso, descubierto en 1983 por un satélite de la NASA al que se denominó "3200 Faetón", que esparce escombros polvorientos.

Durante el año, enumera la astrónoma Ana Ulla, profesora de la Universidad de Vigo, se producen lluvias de estrellas de diferentes constelaciones: las Leónidas en noviembre; Perseidas en agosto, Oriónidas en octubre, Quadrántidas en enero...

Es muy difícil, tal y como señala el director del Observatorio de Santiago, determinar si un bólido acaba en meteorito en la tierra. Aquellos que tienen una masa importante pueden llegar a tierra en forma de meteoritos, otros caen en el mar.

Hasta ahora solo ha habido doce casos en todo el mundo en los que, después de estudiar la trayectoria que llevaba, se pudo recuperar el meteorito. Otra cosa distinta es que aparezcan de forma casual piedras que son meteoritos: "Ver el bólido y después el meteorito no es tan fácil. Requiere una metodología científica importante".

En España destaca el famoso bólido de Villalbeto de la Peña, que se contempló desde Galicia al atardecer y produjo meteoritos en la zona norte de Palencia; y, entre otros, el de Puerto Lápice, en Ciudad Real, en 2007. En Galicia, Docobo estudió fenómenos de este tipo en 1996, el 1 de marzo de 2005 y en noviembre del año pasado.

El director del Observatorio aclara que la diferencia entre una estrella fugaz y un bólido está en el tamaño; mientras que la estrella es un grano de arroz que entra en la atmósfera, el bólido "ya es un objeto importante y puede tener una masa de llegar, incluso, a una tonelada".

Menos de una docena de los trescientos bólidos que se detectan en la península cada año podría producir meteoritos.