Estuvo más de cuarenta años al frente de la parroquia de la Inmaculada, en O Calvario y vivió la construcción del nuevo templo, Fue un cura comprometido con los más necesitados y ofreció todo su apoyo a los obreros durante el franquismo, cediendo la iglesia para las asambleas, por lo que hablar de don Benito en la zona de O Calvario era hacerlo de un referente y por eso mediados los años noventa le dedicaron una calle. Pese a llevar años retirado y residiendo en la casa familiar de Aldán, era frecuente verle de visita por el barrio, por lo que su fallecimiento ha causado hondo pesar en toda la zona.

Hijo de un marinero de Cangas, vivió las revueltas al reclamar los marineros los quiñones y partijas a los armadores tras las mareas, lo que le hizo estar siempre del lado de los más débiles. Y no ocultaba que en los tiempos más duros, mientras ejerció su labor pastoral, nadie había fallecido por hambre o falta de medicamentos en su parroquia.

Tras seis años en San Campio de Lonxe, llegó a O Calvario en 1957 para hacerse cargo de la nueva parroquia y comenzó su labor pastoral en un local de la Hermandad de Labradores en la calle Ramón Nieto.

Con motivo de la inauguración de la calle que le dedicaron los vecinos de O Calvario, manifestó a FARO DE VIGO que al llegar se había encontrado mucha pobreza en una zona muy amplia que abarcaba partes de Sampaio, San Xoan y lavadores y que era llamada también "La Rusia Chiquita"

Quizás por eso, además de por su forma, la iglesia de la Inmaculada es conocida por Los Picos porque era el nombre clave que utilizaban los obreros para la celebración de sus asambleas ilegales .

Consiliario de las JOC, trataba de dar una orientación cristiana al problema de los obreros con los patronos, por lo que durante mucho tiempo se sitió vigilado por la policía de la época, que llegó a interrogarle en alguna ocasión.

Proyectada por Antonio Román Conde, la iglesia se inauguró en 1970, inspirándose en Le Corbusier. El terreno que ocupa, junto con el Instituto de O Calvario la antigua finca "San Telmo", adquirida por el Concello en tiempos de Portanet y la primera piedra se puso en 1967.

El material utilizado en la construcción es básicamente de hormigón, tanto para la realización de los triángulos exteriores como para la plataforma del coro. En el interior se puede observar a través de las celosías de vidrio y plástico el paso de la luz que le da cierta claridad y luminosidad. Don Benito siempre buscó un templo que reuniese tres condiciones: que no tuviera columnas, para ver a la gente cara a cara, que fuera económico, costó siete millones de pesetas de la época y que tuviera estilo propio, lo que es indudable.