El símbolo de Vigo ha sido sometido a un chequeo y su estado de salud es bueno. El olivo del Paseo de Alfonso XII, de 157 años de edad, tiene una esperanza de vida ornamental de al menos 200 años más, aunque puede llegar a durar mil, según los datos de un aparato de tomografía sónica utilizado por primera vez en la ciudad. Los especialistas de la empresa Picus colocaron sensores en dos puntos del tronco y la imagen de las secciones revelan que cuenta con "un vigor aceptable para su edad y tamaño, aunque en ciertas ramas principales se observa una regresión de las puntas hacia el tronco, algo normal", reza su informe.

El árbol procede de un esqueje del olivo plantado por los Caballeros de la Orden del Temple entre los siglos XII y XIII en el atrio de la antigua colegiata, según la documentación de Nicolás Taboada Leal (1840) y Álvarez Limeses (1936). Con la construcción del nuevo templo en 1816 fue talado, y Manuel Ángel Pereyra, administrador de la Aduana, plantó primero el esqueje en una huerta de la Porta do Sol. Treinta años después el ejemplar se trasladó al Paseo de Alfonso. Allí fue protegido con una verja de hierro, donde se colocó una placa de bronce acreditando la promesa que hicieron los vigueses de "Amor, lealtad y abnegación por la ciudad amada" el 14 de agosto de 1932.

La tomografía señala que el árbol, de 16 metros de altura y 3,47 metros de perímetro en el cuello alto, está en el inicio de su fase senil. Por dentro existe podredumbre, pero la estabilidad está asegurada por la salud de la parte externa. "La copa ha llegado a su máximo desarrollo, y las ramas de crecimiento comienzan a secarse por las puntas", indica el informe, en el que se realiza después el diagnóstico: "Desde el punto de vista estructural está en buenas condiciones". Los especialistas destacan el gran valor estético del ejemplar, el hecho de ser una especie rara en Galicia y sus factores extraordinarios al representar el símbolo de la ciudad. "Se trata de un árbol no sustituible", concluyen.

Por lo que respecta al terreno, no presenta defectos significativos, según el examen, aunque el tráfico cercano perjudica al olivo al "compactar el suelo, cuyo volumen no es óptimo", indican los expertos. Por ello proponen peatonalizar el entorno, abrir los alcorques y descompactar los alrededores. Como a todo ejemplar de su edad, sugieren realizar un seguimiento de la evolución con tomografías futuras. La prueba realizada al olivo se practicará también a todos los árboles de valor de la ciudad, principalmente en la Alameda y Castrelos.