Próxima parada: aeropuerto de Peinador. La megafonía del autobús de Vitrasa C9A anuncia su llegada a la terminal viguesa, pero el conductor no frena y pasa de largo. El vehículo va vacío y en la parada no espera nadie. Cada media hora –la frecuencia de la que presume este autocar– se repite casi siempre la misma imagen. Es la única línea que une el centro de la ciudad con Peinador y, pese a realizar más de 30 viajes al día, contabiliza solo una media de 65 viajeros, de los cuales la mayoría la emplean para desplazarse entre paradas intermedias.

Entre las tres y las cinco de la tarde de ayer solo cinco personas subieron o bajaron con maletas. Tres jóvenes portugueses que regresaban de Mallorca; y dos hombres que volaban a Madrid. "¡Corre! No te pares que vamos a perder el vuelo". Con este grito de apremio le pedía el uno al otro que acelerara tras bajarse del bus. Su autocar, que debía haberlos dejado a las tres menos diez, llegaba con 20 minutos de retraso. Por delante aún les quedama una caminata de casi 200 metros cuesta arriba para llegar a la terminal. "Está bien que hagan obras, pero poner la marquesina provisional fuera del aeropuerto no tiene nombre", exclamaba, indignado, uno de ellos.

Hasta las cinco de la tarde ninguno de los ocho siguientes autobuses –cuatro de llegada y cuatro de salida– fue puntual. La demora no bajó de los 15 minutos y llegó alcanzó incluso los 25. "No puede ser que estemos quejándonos de que el aeropuerto de Oporto nos quita pasajeros si luego nosotros damos este tipo de servicios. No me extraña que Peinador pierda viajeros", decía José Méndez, un vecino de Arbo que tuvo que llevar un coche de alquiler a Peinador y optó por volver al centro de Vigo en autobús. "Lo hago porque no tengo prisa, no voy cargado con maletas y no estoy dispuesto a pagar 20 euros de taxi, sino no lo cogería", decía.

Vitrasa estima en 30 minutos la duración del viaje entre la Plaza de América y Peinador, aunque los retrasos son frecuentes y en muchas ocasiones llega a los 45 minutos. La comodidad tampoco es el fuerte de la parada. La única marquesina que hay no tiene ni siquiera banco para sentarse. Además, y pese a que desde el aeropuerto hasta ella hay unos 200 metros, los viajeros no disponen de una senda peatonal, por lo que tienen que caminar por medio de la calzada.

Fuentes de Vitrasa aseguran que la compañía no tiene por ahora sobre la mesa ninguna mejora respecto a esta línea. Incluso para el gobierno local no parece algo urgente. Pese a que está en negociaciones con la concesionaria del transporte público para mejorar su funcionamiento en toda la ciudad, fuentes oficiales del gobierno local se limitan a decir que "no se descarta" que la creación de una línea directa de autobús entre el centro y Peinador. Una mejora que, de llevarse a cabo, evitaría a los viajeros "sufrir" las más de 10 paradas que hace en la actualidad la línea C9A.