La parcela de Cluny pasará a manos de Caixanova. La subasta judicial del terreno, que salió ayer por un precio inicial de 36 millones de euros, quedó desierta. La entidad financiera, que reclamó en los tribunales su ejecución hipotecaria por el impago del crédito que concedió en el año 2006 al ex jugador céltico y empresario inmobiliario Valery Karpin, tiene ahora un plazo de 20 días para adjudicarse la propiedad de más de 2.500 metros cuadrados por la mitad de su valor de tasación (18 millones) o bien por la cantidad que se le adeuda (24 millones).

A la subasta, que se celebró en el Juzgado de Primera Instancia número 7 de Vigo, sólo acudió el procurador de Caixanova. En este caso, la Ley le otorga al acreedor la facultad de adjudicarse los bienes por el 50% de su valor de tasación o por la cantidad que se le deba. El representante de Caixanova no la formalizó ayer, aunque la entidad la ejecutará, previsiblemente, en los próximos días. Fuentes oficiales de la caja aseguraron a FARO desconocer todavía cuál será el uso que le darán al solar que, en todo caso, deberá ser de carácter dotacional.

La batalla judicial podría no terminar aquí. Si Caixanova se adjudicara el solar por los 18 millones de euros de la mitad de su valor de tasación, la promotora de Karpin, Inversiones Canaima S.L., continuaría adeudándole seis. Un dinero que, según fuentes judiciales consultadas por este periódico, podría continuar reclamando la caja.

José Crespo, administrador de Karpin, advierte de antemano que "la sociedad está sin activos ni avales personales" y lamenta que "se pudo haber hecho algo espectacular, pero nadie quiso coger el toro de Cluny. Estamos defraudados y tristes; hemos luchado y nos vamos resignados", sentencia.

El caso de Cluny comenzó en la década de los noventa cuando Inversiones Canaima firmó un convenio en el mandato del alcalde Manuel Pérez (PP) para recalificar la parcela y poder realizar un desarrollo residencial. La sociedad de Karpin compró luego esta empresa, pero la citada recalificación no se realizó y no pudo pagar la hipoteca de 24 millones que le reclamó Caixanova en los tribunales.