Arquitectura para admirar y, sobre todo, que genere riqueza. El vigués Pablo Menéndez ha puesto sus ideas al servicio de la administración manchega para diseñar un centro de investigación sobre televisión digital a partir del cual se desarrollará un parque tecnológico regional. El proyecto, adjudicado mediante concurso, requerirá una inversión de cuatro millones de euros y comenzará a construirse el próximo septiembre.

"Castilla-La Mancha busca generar nuevas expectativas y un sistema productivo diferente al del ladrillo mediante espacios como éste que generen sinergias para la investigación y la creación de nuevas empresas en un sector con futuro como la TDT", destaca el joven arquitecto, de 33 años.

Menéndez, formado en Estados Unidos y Reino Unido, trabajó en Londres con el equipo de Norman Foster y después en Vigo con César Portela antes de abrir su propio estudio en la ciudad hace dos años. Sus viviendas han ganado varios premios Gran De Area y su actual lista de encargos incluye las nuevas tiendas de Pili Carrera, entre ellas la de la madrileña calle Serrano, un hotel en Fuerteventura o un proyecto enfocado al enoturismo cerca de Santiago.

Su diseño para Castilla-La Mancha, presentado en conjunto con JG Ingenieros, competía con otras siete propuestas a las que superó en cinco de los siete parámetros valorados, entre ellos, la incorporación de energías alternativas y la eficiencia energética.

"Estamos encantados porque es un proyecto que tiene mucho interés para nosotros y que tendrá importancia para esa comunidad autónoma", reconoce.

El trabajo también ha incluido la ordenación de una superficie superior a los doscientos mil metros cuadrados y dentro de la que se construirá el Centro de Experimentación y Desarrollo de la Televisión Digital de Castilla-La Mancha. El edificio ocupará inicialmente 6.000 m2, pero dispone de otros 40.000 para seguir creciendo.

"Tiene vocación de ser el centro neurálgico de un campus tecnológico y funcionará también como un vivero de empresas de I+D que se irán instalando a su alrededor", explica Menéndez.

Esta necesidad de expansión desde su origen es una de las complejidades resueltas por el arquitecto vigués: "Tuvimos que generar casi una ordenación urbanística, porque el edificio será el primer eslabón y debe crecer sin perder coherencia".

Menéndez diseñó tres niveles o "estratos". El primero de ellos estará semienterrado, a un metro y medio por debajo de la cota cero, y en él se generará un espacio semipúblico de relación alrededor del que se agrupan cuatro módulos conectados entre sí por vestíbulos y galerías y también comunicados con los jardines interiores.

El segundo estrato es la plataforma técnica en la que se apoyarán los distintos elementos: "Hablamos de un elemento de mucha presencia y sobre ella se levantará, como un monolito, un módulo del color de la tierra rojiza que tiene mucho que ver con Castilla". Este elemento y las demás construcciones que se erigirán sobre dicha plataforma integran el tercer nivel del edificio.

Otra de las dificultades resueltas ha sido la de crear espacios para necesidades muy diferentes: desde oficinas a ámbitos para la investigación, pasando por los estudios de televisión y las salas de maquillaje o sonido. "Había que aunar distintas tipologías de espacio y de relaciones en el mismo edificio", explica.

Menéndez combinó diferentes materiales para dar respuesta a cada una de estas necesidades. "El corazón tecnológico del edificio está envuelto por una malla tecnológica que deja respirar a los equipos, mientras que las oficinas se resuelven con chapa metálica en las paredes y un falso techo de madera que sale a la fachada y genera una marquesina para protegerse del sol". detalla.

Las paredes en color blanco del edificio son un guiño a la arquitectura tradicional castellana de casas encaladas.