Vigo ha sido elegida por la Agencia Espacial Europea (ESA) para liderar la primera red mundial de 18 nanosatélites -inferiores a diez kilos- que universidades de todo el mundo lanzarán en 2014 con fines humanitarios y de investigación. La constelación se creará dentro del programa de la ONU Humsat en el que la ESA participa con el proyecto Geocid. Los ingenieros vigueses diseñarán el sistema y gestionarán los nueve ingenios que aportará Europa.

-¿Qué importancia tiene para la ESA la red de nanosatélites que va a dirigir Vigo?

-Primero, quiero dar mi enhorabuena a la Universidad, que ha demostrado una gran iniciativa. El proyecto es posible gracias a ellos, no parte de ningún concurso. Esta red tiene todos los ingredientes que nos encantan: cooperación internacional, un componente educativo muy importante y un gran interés desde el punto de vista tecnológico. En cuanto se dirigieron a la ESA nos decidimos a participar.

-¿Cómo participará la agencia?

-El papel de la ESA será, en primer lugar, el de supervisar el trabajo de la Universidad, como en cualquier otro proyecto con la industria. Ella será el contratista principal y nosotros verificaremos que se cumplen los estándares. En segundo lugar, le ayudaremos a europeizar su iniciativa. Vigo gestionará los nueve satélites que lanzará Europa, además de construir uno de ellos, y la agencia va a invitar a otros países a unirse al proyecto. Además se utilizará en tierra la red GENSO de la ESA, de cobertura mundial, y en la que Vigo se ha ganado hace poco ser nodo europeo. En resumen, estamos bastante implicados.

-¿Qué efectos tendrá en la docencia y la investigación?

-Supondrá grandes beneficios. Es un proyecto multidisciplinar en el que hacen falta especialistas en ingeniería de telecomunicaciones, software, electrónica y ciencias. La Universidad ha conseguido con inteligencia implicar a varias facultades y así es cuando surgen las grandes cosas. Vigo empieza a consolidar una masa crítica y la red supondrá un antes y un después. Va a gestionar un programa internacional según los estándares de exigencia de la ESA, aunque aplicados a una red en miniatura, y además esto generará vocaciones. El mundo del espacio requiere iniciativas con coraje, competencia y ganas de trabajar a nivel internacional y todo esto lo veo en Vigo.

-La red de nanosatélites nace con un carácter educativo y de investigación, ¿podrá traducirse en iniciativas empresariales?

-Cuando de una universidad sale gente brillante y cada vez más formada es normal que surjan iniciativas. Estamos hablando no sólo de un proyecto para estudiantes, sino que tiene aplicaciones empresariales.Esto requiere un apoyo institucional, pero la red ayudará a que Vigo adquiera un conocimiento y la ESA toma nota de todo esto para futuros proyectos.

-La red requiere de dos millones de euros para los próximos cuatro años. Estamos hablando de una tecnología cara, ¿son rentables este tipo de proyectos?

-El proyecto tiene una base educativa, pero el objetivo es funcional y tendrá aplicaciones en ayuda humanitaria, cambio climático o telemedicina. Tiene una utilidad en sí mismo y tampoco es tan caro. Es este tipo de proyectos hay que dividir el esfuerzo entre muchos, que es lo que está haciendo Vigo, diversificando socios para que el esfuerzo sea menor. La red le dará mucha visibilidad a Galicia.

-¿Qué potencial tiene el sector de los nanosatélites?

-Es un sector realmente nuevo y Vigo ha hecho bien al aliarse con la Universidad de Calpoly, que son los padres del concepto cubesat. Cuando algo surge, posicionarse en primera fila sólo puede ser positivo. Es un sector que va a crecer.

-¿Qué beneficios aportan los nanosatélites frente a los de mayor tamaño?

-Tienen un coste muy pequeño, el lanzamiento es más barato y el tiempo de desarrollo es menor, pero el valor científico añadido es muy importante. Permiten validar tecnologías y reducen a un curso escolar el periodo de aprendizaje, mientras que el proyecto de un satélite normal se desarrolla entre diez y quince años. Están condensadas todas las fases: diseño, integración, lanzamiento y control. Es ideal como escuela de ingeniería espacial.

-El Xatcobeo, el primer picosatélite gallego, abrió el camino y en pocos años Vigo ya ha conseguido la estación europea de la red GENSO y la constelación, ¿se está haciendo un nombre en el sector?

-El Inta [Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial] tiene una gran tradición en satélites pequeños. Tenemos una industria española y para Vigo es importante tenerla cerca. Ya están desarrollando juntos el Xatcobeo en unos escenarios de cooperación que no existían. Nuestra participación en la red de nanosatélites significa que los investigadores y los estudiantes seguirán los protocolos de la ESA y se va a formar un grupo de expertos con muchas posibilidades futuras. Es importante que la Universidad haga un buen trabajo, porque le abrirá puertas.

-En un sector muy elitista...

-El sector espacial ha demostrado que está muy por encima de los demás en el retorno de la innovación. La parte que dedica a I+D es muy elevada y los países que tienen grupos en este ámbito crecen. Es habitual que se descubran rápidamente aplicaciones para otros sectores y se genere transferencia. La ingeniería espacial está presente en nuestras vidas todo el día, aunque no nos demos cuenta. Sin ella no sabríamos qué tiempo hará mañana, ni habría navegadores GPS y mucha gente no podría ver partidos de fútbol.

-Al ciudadano de a pie le puede resultar difícil entender los beneficios en que podría traducirse un proyecto como éste.

-Es difícil no verlos. Desde el punto de vista educativo, no hay duda. Cuantas más cosas haga la Universidad, más se aprende y mayor número de expertos se genera. En Galicia deberían estar de enhorabuena por contar con este proyecto y con un grupo que demuestra gran valentía. Fernando Aguado [coordinador del grupo de investigación] es un hombre con mucha iniciativa.

-Vigo prepara un Campus del Mar, su gran proyecto de I+D para los próximos años, ¿de qué manera puede beneficiarse de la red de nanosatélites?

-No conozco ese proyecto, pero el programa Humsat puede tener aplicaciones marítimas. La ONU tiene un papel principal y decidirá dónde están las urgencias, pero el concepto de la red es suficientemente abierto para que cada socio decida qué datos interesan. Dependiendo de los sensores elegidos las aplicaciones serán distintas.

-¿Qué posibilidades reales tiene la Universidad de convertirse en un referente?

-No hay mucha gente trabajando en picosatélites y si eres de los primeros en dedicarte a ello puedes ser un especialista. En el sector espacial la validación de la tecnología es muy importante, no te puedes arriesgar, y la posibilidad de hacerlo con nanosatélites abre un montón de posibilidades.

-Hablaba antes de las vocaciones, ¿sería posible en el futuro que los estudiantes gallegos se inicien en la ingeniería aeroespacial sin salir de la comunidad?

-Los jóvenes deben saber que en España es posible trabajar en el sector espacial. Somos el quinto país de la ESA y estamos muy bien situados en la industria. La red de nanosatélites permitirá a Vigo impartir cursos y asignaturas que hasta ahora no existían. Además la internacionalización de la Universidad la puede hacer atractiva para estudiantes de fuera. Los alumnos que participen en el proyecto podrán adaptarse a una empresa en poco tiempo y en el sector espacial el paro es casi cero. Y quién sabe si crearán alguna empresa en Galicia. La tecnología cubesat puede ser una oportunidad, pero también sus aplicaciones. El Galileo, el GPS europeo, va a generar riqueza porque se crearán empresas, por ejemplo, para la fabricación de los receptores de los vehículos. Esto sería natural en Vigo.

-¿Europa gana posiciones en el sector aeroespacial con esta red?

-Se trata de la primera red mundial de picosatélites y a la agencia nos hace ilusión que sea una universidad europea la que vaya a coordinarla. Vigo se ha hecho valer.