El incendio del teatro Rosalía Castro el 8 de febrero de 1910 marcó las fiestas de Carnaval en la ciudad. El fuego provocado a las siete y media de la mañana por un cortocircuito prendió rápidamente en los materiales existentes en el local y se hizo incontrolable.

Sólo unas horas antes, el recinto estaba abarrotado pues se celebraba un baile organizado por La Oliva. FARO DE VIGO lo reseña en su primera página, señalando que hubo "un extraordinario número de máscaras y se verificó el concurso de tocados artísticos de flores cuyos premios fueron un juego de aseos y un peine de plata repujada en sus correspondientes estuches. La fiesta debió estar muy animada, pues en la crónica se reseña que a la hora de entrar este número en máquina, continúa el baile..."

En las crónicas del incendio se indica que del techo de la amplia sala se elevaba una columna de humo que alcanzaba gran altura. Entre ella asomaban las llamas que devoraban el edificio. En los trabajos de extinción del incendio, además de los bomberos de Vigo, colaboró la tripulación de una flotilla de la Armada francesa que estaba en puerto, marinos de dos barcos de guerra españoles y soldados de la guarnición local. Según reseña Miguel Ángel Fernández en El incendio del teatro Rosalía de Castro, un suceso que conmovió a Vigo, los militares aportaron bombas y útiles de salvamento así como el material sanitario indispensable para atender a los heridos si los hubiese.

Cinco días después del siniestro, los bomberos tuvieron que intervenir en la zona del siniestro para arrojar agua sobre las cenizas aún calientes a fin de que puedan llevarse a cabo cuanto antes los trabajos del seguro...

El derribo de lo que quedó del incendio comenzó el 25 de febrero, pero los trabajos tuvieron que suspenderse por la lluvia. En los escaparates de Pacheco y Viuda de Prósperi se exhibieron durante unos días fotografías del incendio y de cómo quedó el inmueble.

El teatro Rosalía Castro, que en un principio se llamó Cervantes, comenzó a construirse en 1882, según proyecto de Rodríguez Sesmeros, aunque la distribución interior corrió a cargo de Benito Gómez Román. Su hermano Manuel, alumno de la Escuela de Arquitectura de Madrid fue el autor de los trabajos escultóricos "y ha sabido demostrar que conoce el arte y siente sus inefables aspiraciones".

Con capacidad para 1.500 espectadores, fue inaugurado el 17 de julio de 1900. La obra cantada esa noche fue Lucía de lammermor con el teatro abarrotado. Los abonos para quince funciones oscilaban entre las 40 pesetas de los proscenios y 1,25 la entrada de "a paseo y anfiteatro segundo".