Los cines de la Plaza Elíptica están cerrados desde ayer, pero en el interior de las salas aún queda vida. No la que sale de sus pantallas, sino la de los empleados, que se resisten a abandonar el que fue su hábitat laboral desde hace nueve años en algún caso. El cine cumpliría su décimo aniversario el próximo mes de mayo.

La empresa Cinebox Ábaco comunicó a las doce del mediodía de la clausura de los cines desde esa misma tarde a la ex gerente de las salas, Mónica Suárez, y delegada de los trabajadores por el sindicato UGT. La medida lleva aparejada el cese de actividad de los trece empleados –y tres limpiadoras– que se manifestaron "sorprendidos" por la inminencia de la medida. Entre otras cosas, porque la venta de entradas por internet siguió activa hasta las cuatro de la tarde, aseguran. De hecho, algunos usuarios acudieron a las taquillas por la tarde con normalidad. Pero ni unos ni otros tardaron en reaccionar.

La gerencia del centro comercial ordenó el cambio de cerraduras de las puertas de acceso tras saber del cierre (las puertas llegaron a cubrirse con cadenas por la tarde). Y también desplegó un dispositivo de seguridad que tuvo que enfrentarse a personas que pretendían entrar al interior.

Acampados con una mesa llena de víveres básicos y con el escenario de la máquina de palomitas a un lado, y recipientes llenos de gominolas del otro, los trece trabajadores se encerraron desde las dos del mediodía. Algunos acudieron supuestamente a recoger sus pertenencias de las taquillas y luego se negaron a abandonar la sala. Eso sí, tampoco podían volver a entrar si decidían salir, por lo que acordaron pasar la noche dentro.

Esperaban que la gerencia de Plaza Elíptica les aclarase el futuro de las instalaciones, si volverán a dedicarse a cine. En ese caso, quieren seguir allí, explicó uno de los empleados más antiguos, Jacobo Santos. Están en desacuerdo con Cinebox, que sólo les ofreció un mes retribuido, pero sin hablarles del futuro.

Pasadas las siete de la tarde acudió un notario para advertirles de la obligación de desalojar el espacio en el período de una hora. "Nos indicó que nos atengamos a las consecuencias, pero estamos defendiendo nuestro puesto de trabajo; no somos delincuentes", aseguró la responsable de UGT, Rosa Acuña.