Inseguros pero con temor a denunciar. Vecinos y comerciantes del barrio de O Calvario, desde Travesía de Vigo hasta Urzáiz, viven con preocupación el incremento de robos en negocios de la zona, dos o tres por semana. Fruterías, tiendas de electrodomésticos y garajes particulares han sufrido desde principios de verano decenas de incidentes que en muy pocas ocasiones acaban en la Comisaría de la Policía Nacional por el miedo que los afectados tienen a los sospechosos. Son, explican, vecinos de la calle Asturias y un pequeño grupo de tres chicas de nacionalidad rumana a las que identifican en varios establecimientos de la zona peatonal como residentes en la calle Portela.

"Sabemos de muchos casos, pero sólo dos personas recurrieron a la Policía: una vecina que denunció el robo a punta de navaja a su nieta de 17 años y un chico que alertó del robo de su bicicleta", comenta J., una de las residentes de un edificio del comienzo de Travesía donde han entrado recientemente en el garaje, que prefiere permanecer en el anonimato. Los vecinos no quieren identificarse por temor, pero tratarán en la próxima junta la posibilidad de instalar una verja para evitar nuevos altercados en el inmueble.

"Creciente inseguridad"

No son los únicos que buscan soluciones. El tesorero de la Asociación de Vecinos de O Calvario, José Alba, explicaba ayer que esta "creciente inseguridad" se plantea como uno de los puntos del orden del día de la próxima reunión que celebrará el colectivo. "Los vecinos hablan de hurtos en negocios y también en el mercado, pero nadie se atreve a plantarles cara", asegura el portavoz vecinal, quien ha visto en persona algunos tirones en plena calle. "Se ceban con los más mayores del barrio, porque son más débiles", cuenta, aunque tampoco se libran de la oleada delictiva panaderías ni grandes supermercados.

Hace diez días era Carmen quien daba la voz de alarma tras presenciar un robo en una frutería de Gregorio Espino y alertar de otro en un establecimiento aledaño. "Son siempre las mismas chicas", advertía esta señora, conocedora de otro intento de robo en Jesús Fernández. La joven a la que intentaron atracar la semana pasada tiene 19 años y es empleada de uno de los negocios de la calle. Ayer respondía al teléfono para pedir que no se diera su nombre y contar que su único impulso cuando le agarraron el bolso fue "salir corriendo sin mirar hacia atrás. No llevo mucho tiempo aquí, pero jamás me había pasado nada parecido". Hasta la fecha no se ha vuelto a cruzar con "la chica" y teme que llegue ese momento. Como la mayoría de los afectados, prefiere olvidarlo y no se plantea denunciar lo sucedido.

Por el relato de los residentes de uno y otro extremo del barrio, se puede deducir que hay dos grupos actuando: tres chicas que rondan los 20 años y un grupo de etnia gitana algo más numeroso. La situación que atraviesa ahora el entorno de Travesía, Jenaro y Urzáiz la sufrieron hace meses en la zona de La Doblada. El presidente de la asociación de vecinos, José Antonio Graña, explicaba ayer que "antes del verano se repetían aquí los hurtos y ahora parece que se han trasladado hacia el Calvario. En los meses de junio y julio los vecinos estaban preocupados pero ahora todo parece más tranquilo", explicaba ayer, al tiempo que pedía más presencia policial.