Se formó como economista en Francia y aterrizó en la Autónoma hace dos años para introducir a estudiantes de Turismo o Economía en el sistema de desarrollo chino y su cultura empresarial. Ayer ofreció en el Museo Marco una charla sobre los mitos de este modelo dentro del ciclo Oriente Exprés de la Escuela Oficial de Idiomas.

-China continúa creciendo a pesar de la crisis y algunos expertos dicen que superará a Japón en 2010 como segunda potencia económica mundial.

-En China también hay un impacto negativo de la crisis, pero es posible que en 2009 la tasa de crecimiento esté entre el 6 y el 7%. Sin embargo, hay riesgos en aspectos sociales como la creación de paro. Se necesita una reforma más completa del sistema económico. Además, las importaciones de tecnología podrían reducirse.

-¿Qué reformas son más urgentes?

-Aumentar el gasto público para crear una seguridad social, que en China no existe para todos los habitantes. Los chinos están consumiendo menos para ahorrar dinero ante los riesgos futuros, pero al reducirse las ventas al extranjero debido a la crisis es necesario aumentar el consumo doméstico. Y para eso se necesita un nuevo sistema de seguridad social.

-¿Hay voluntad de la clase política para llevarlo a cabo?

-Se puede realizar de dos maneras. A través de la privatización, que bajo el régimen político actual no es posible, o mejorando la gestión de las grandes empresas estatales. La vida política en China ha cambiado mucho y las decisiones importantes ya no se toman de forma personal, sino que dependen del consenso de un grupo de líderes dentro del Partido Comunista. Y se necesita mucho tiempo para hacerlo, además de que faltan partidos independientes que revisen el cumplimiento de los compromisos de los comunistas. No puedo predecir un cambio en el sistema político (risas).

-Los españoles están cada vez más interesados en el mercado chino.

-Sí, aunque están llegando de forma un poco lenta. Hay muchos productos españoles que pueden venderse allí muy bien como el vino, el aceite o los zapatos. También la energía eólica y las telecomunicaciones interesan, porque China va a necesitar mucho estas tecnologías en los próximos años. Por eso es bueno que haya cursos en las universidades que amplíen el conocimiento sobre ese mercado.

-¿Es complicada para un español la cultura empresarial china?

-En España se habla mucho de las relaciones interpersonales, de cómo hacerse amigo del interlocutor chino para negociar. Pero la mayor dificultad para el extranjero es la relación con los burócratas locales. En el país pervive el sistema de mercado comunista y tener buena relación con los gobernantes locales conlleva ventajas que de otra forma no estarían disponibles.