Cuarenta y cinco personas se habían inscrito en el registro de la entrada en poco más de media hora y hasta las dos de la tarde continuó el goteo de demandantes a la mesa del primer comedor social que abrirá en Vigo todos los fines de semana. Llegaron hasta más de cincuenta.

El nuevo salón ubicado en la calle Brasil constituye un comodín a los centros de este tipo en la ciudad -fundamentalmente religiosos-, que cierran en domingo para descanso de los voluntarios que los atienden. Pero surge, sobre todo, ante una mayor necesidad social de satisfacer cuestiones tan básicas como la comida. Por eso, prevé dar entre 140 y 150 menús diarios.

Y es que la asociación benéfico-social que lo auspicia, Vida Digna, ha percibido una mayor demanda de alimentos por la crisis económica. “Percibimos una gran necesidad de comedores sociales ante esta crisis tan fuerte que está sacudiendo en Vigo y también, que mucha gente quedaba desasistida en el fin de semana”, explica el presidente de Vida Digna, Santiago Mella. La iniciativa está financiada por Caixanova y la concejalía de Benestar Social (la Tenencia de Alcaldía donó más de 7.000 euros de la recaudación de Vigolandia, que se destina a fines benéficos).

En su estreno, las visitas superaron las predicciones de los organizadores, que se sorprendieron ante las colas en la acera que provocó una apertura, no obstante, poco anunciada. “No lo esperábamos”, reconocieron, “suponíamos que estas primeras semanas atenderíamos poca gente, y en unos minutos se ha formado una cola de gente que incluso nos está impresionando”, en palabras de Santiago Mella.

“Hacía mucha falta, porque no había un comedor solidario de estas características en fin de semana y las personas que lo requieren no tenían un lugar al que acudir esos días”, aseguró el teniente de alcalde de Vigo. “Como vemos, nada más abrirlo se confirma que hacía falta”, explicó junto a la edil de Benestar Social, María Méndez, que realizó una visita a las instalaciones; con una trastienda heredada de la anterior actividad hostelera allí realizada.

Del antiguo “Chicote” a un local “sin pasta”

Muchos ancianos, mochileros, “buscavidas” provistos de fundas con instrumentos y algún joven tirando de un carrito de bebé. “Es que vengo con mi novio”, espetó una de las primeras chicas en subir al comedor. “Pues guárdale un sitio”, respondió una de las voluntarias camareras. Para los usuarios, las nuevas instalaciones son algo excepcional: un restaurante al que no podrían acceder pagando. Y el menú de inauguración: crema de verduras, guiso de ternera y postre, toda una celebración. “Si el nombre de la asociación es Vida Digna, tenemos que ver con dignidad a las personas, con el mejor trato y también la mejor comida”, explicaron en la asociación.

“La gente piensa que aquí sólo vienen personas en situaciones muy desestructuradas y no es verdad. Hoy en día y en medio de esta crisis, acuden en busca de ayuda familias muy normales y estructuradas”, matiza el presidente, Santiago Mella. Fue el local donde se ubicó la primera pizzería “Chicote” en Vigo el que abrió de nuevo sus puertas ayer para servir comidas. Eso sí, “sin pasta fresca”, como antes.

Usando el viejo proverbio chino que dice “a un hombre hambriento no le des pescado, enséñale a pescar”, la filosofía del nuevo comedor no es sólo servir platos de comida caliente, sino orientar y apoyar a las personas necesitadas que buscan ayuda. Por eso, por ejemplo, los que se emplean en la cocina son personas con dificultades económicas, remuneradas. Si el proyecto se amplía, podrán entrar más, explican los responsables.

“Llevamos muchos años haciendo reparto de comida semanal, bolsas de comida para llevar a casa y distribuimos del banco de alimentos”, aseguraron en la organización, que se compone de 250 voluntarios en Vigo.