Garantizar la presencia de Vigo en los órganos de decisión de la biblioteca del Estado. Con este objetivo el alcalde de la ciudad, Abel Caballero, planteará al Ministerio de Cultura y a la Xunta de Galicia, que asumirá las competencias sobre el centro una vez construido, compartir la gestión del mismo a cambio de colaborar en su mantenimiento y abonar parte de los gastos corrientes y de personal que genere una infraestructura cultural que se ubicaría en el edificio de la Escuela de Artes y Oficios.

Pendiente de concretar los detalles del proyecto con la nueva titular del ministerio, Ángeles González-Sinde, el regidor vigués defenderá ante las administraciones central y autonómica la posibilidad de optar por una fórmula similar a la del patronato que gestiona el Museo de Arte Contemporáneo. La intención es participar en el órgano decisorio que orienta la política de nuevas adquisiciones, al margen de que la biblioteca cuente con un director que nombraría la Xunta.

En las 52 bibliotecas estatales abiertas hasta el momento, la política del Gobierno central ha sido encargarse de la construcción y equipamiento, dejando luego en manos de cada comunidad autónoma su gestión y enriquecimiento a través de la adquisición de nuevos volúmenes. De esta forma, personal y gastos corrientes de las instalaciones viguesas pasarían desde su apertura a depender directamente de la Xunta y sus propuestos. Lo que ofrece el Concello es corresponsabilizarse de esos costes de mantenimiento “a cambio de garantizar que Vigo tenga cierta presencia en el organismo”.

Tal es el empeño del Concello por convertir la de Vigo en una de las grandes bibliotecas de la red estatal que no se descarta reforzarla con material bibliográfico de otros centros de la ciudad que están actualmente saturados por falta de espacio. No será éste un problema en el edificio de García Barbón que se ha propuesto para la biblioteca estatal y que dispone de 4.500 metros cuadrados de superficie útil con una capacidad que podría rondar los 300.000 documentos.

Caballero reconoce que la ciudad adolece de cierto “minifundismo bibliotecario” y que hay una demanda de nuevos servicios por parte de estudiantes, universitarios e investigadores, por lo que apostará por un gran centro en el que incluso podrían tener cabida los fondos de la biblioteca de la Escuela de Artes y Oficios, cuya actividad formativa se trasladará a otro edificios de titularidad municipal que está por seleccionar.