Los metales pesados del fuel que transportaba el Prestige se diluyeron en el agua tras su hundimiento, pero no llegaron a contaminar la Ría de Vigo, que figura “entre las más limpias de Europa”. Un investigador del Instituto de Investigaciones Marinas ha determinado por primera vez los niveles de cobre, níquel y vanadio que existen de forma natural en la costa gallega para concluir que la catástrofe del petrolero apenas los varió. Su estudio servirá además de referencia para determinar el influjo real de futuras mareas negras.

“Analizamos muestras de la columna de agua desde Finisterre hasta la desembocadura del Miño y los niveles eran naturales. Sólo los de cobre eran un 15% más altos en dos puntos, frente a la ría de Vigo y la de Pontevedra, pero no se puede asegurar que sea debido sólo al Prestige, sino que podrían estar causado por aportes industriales, ríos contaminados... Aun así, no suponen un riesgo ambiental”, explica el autor del estudio, Juan Santos Echeandía.

El rastreo de metales en la Ría de Vigo también detectó zonas menos limpias en los sedimentos allí donde la presión humana o la actividad industrial es mayor como Arcade, Bouzas o Cangas, aunque sus altos niveles “tampoco ofrecen riesgos para las especies”.

La investigación se ha centrado en el cobre, el níquel y el vanadio porque sus concentraciones en el fuel residual, el que transportaba el Prestige, son muy elevadas: “Normalmente se destinan muchos esfuerzos económicos al estudio de los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs), lo cual es lógico, pero se debería prestar más atención a estos contaminantes secundarios porque pueden tener influencias graves”.

Hasta el estudio de Santos Echeandía, que pertenece al grupo de Biogeoquímica Marina del instituto de Bouzas, se desconocía la concentración natural de metales pesados en la plataforma continental gallega y, por tanto, faltaba un modelo de referencia para determinar la variación de dichos niveles tras una marea negra.

“Había algo hecho en el Atlántico norte y en España hay algún estudio en la cornisa cantábrica, pero no tienen nuestra precisión”, destaca Juan Santos, licenciado en Ciencias del Mar por la Universidad de Vigo.

Los resultados forman parte de su tesis, que leerá dentro de unos meses, y ya se han traducido en once artículos en revistas internacionales de prestigio como Marine Chemistry y Marine Pollution Bulletin.

La circulación del agua limpió la zona del hundimiento

El estudio concluye que la marea negra del Prestige no provocó contaminación en las costas gallegas por aumento de metales pesados, pero en la zona del hundimiento los resultados fueron otros. Las primeras muestras analizadas fueron tomadas en diciembre de 2002, dos meses después de la catástrofe, y reflejaron que la presencia de cobre y níquel duplicaba los niveles naturales. “Los metales pasaron al agua debido al envejecimiento del fuel”, explica Santos.

En marzo de 2003, cuando las fugas ya se habían sellado, se recogieron nuevas pruebas que demostraron que la contaminación por ambos metales se había extendido a toda la columna de agua. “Los metales tiene un tiempo de residencia mayor en altas profundidades que en aguas superficiales, por lo que hay más posibilidades de que pasen al agua”, añade.

“Sería interesante volver a la zona, pero lo que se espera es que las concentraciones naturales se vuelvan a restablecer debido a la circulación del agua”, aclara el investigador.

Equipos “punteros”

El tratamiento de los datos exige un proceso muy laborioso para poder determinar la veracidad de las conclusiones. Una “sola moto de polvo” invalida cualquier muestra y se requieren salas limpias y equipos “punteros” como los que posee el Instituto de Investigaciones Marinas, perteneciente al CSIC.

El contrato como investigador de Juan Santos Echeandía, natural de Vitoria, está financiado por Gobierno vasco y su investigación pertenece al programa de subvenciones Metría del Ministerio de Ciencia y Tecnología.

La tesis, que realizó en parte durante una estancia en Liverpool, está dirigida por los científicos del Instituto Ricardo Prego y Antonio Cobelo.